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ARMANDO OSORIO FARJAN - ASESOR FINANCIERO

LA REACTIVACIÓN ECONÓMICA

La últimas  semanas de este año  los medios de comunicación reflejaron los diversos puntos de vista de personas y sectores vinculados a la actividad económica sobre la reactivación económica, por un lado está la visión del Gobierno que señala que iniciamos un proceso de crecimiento después de dos años en los que la economía tuvo decrecimientos significativos,  indican que el 2021 se observó  una mejora en el crecimiento del P.I.B., lo que significa para ellos que el país retomó  la senda del crecimiento, y atribuyen estos resultados a la implementación del modelo de desarrollo social comunitario y la buena gestión de sus operadores vinculados al área económica.

La percepción en el sector privado no es la misma, si bien coinciden en el hecho de que el crecimiento de la economía el 2021 es cierto, observan que el mismo no tenga un impacto significativo en la creación de empleo formal, como consecuencia de que la inversión estatal está dirigida a otorgar recursos a empresas estatales que tienen seria dificultades financieras, salvo ciertas excepciones, la falta de incentivos a las exportaciones , inexistencia de seguridad jurídica para las inversiones, un tipo de cambio anclado que impide ofertar la producción nacional en el mercado externo a precios competitivos, y que premia a la importación y el contrabando, con el consiguiente perjuicio para las empresas bolivianas formales. Además de mostrar su preocupación por el déficit fiscal que impulsa al Gobierno a tomar recursos internos para financiarlo, cuando esos recursos podrían destinarse a los agentes económicos privados que requieren de este dinero para mejorar su eficiencia y productividad.

Es un hecho que la actividad económica tiende a mejorar, la información existente sobre el crecimiento del P.I.B., empleo, incremento de las exportaciones, superávit en la Balanza Comercial después de mucho tiempo, un probable freno en la caída de las reservas Internacionales, la mejora en la recaudación tributaria, y los niveles de captaciones y colocaciones en la Banca empiezan a mostrar  leves aumentos, todo eso sin duda son aspectos que muestran que la situación que se presentó en el año  2020 producto de la pandemia y la crisis política tiende a superarse, lo que es bueno para el país.

Un escenario como el señalado parece el adecuado, sin embargo analizando la información que proporcionan las entidades estatales observamos indicadores que muestran que los problemas estructurales de la economía siguen siendo los mismos, y que el crecimiento está basado en el apoyo y dinamización del mercando interno con recursos provenientes de la esfera estatal de la economía, y estos tienen como fuente, créditos del Banco Central, recursos captados de la banca nacional y las AFPs y poco crédito externo.

Empecemos analizando las variables del Comercio Exterior, entre otras de importancia para fines del análisis, según el I.N.E “las exportaciones bolivianas en 2021 llegaron a 11.030 millones de dólares, un 57% más que en 2020 y el país registró un superávit comercial luego de seis años, las importaciones presentaron un incremento de 34% y sumaron 9.559 millones de dólares. El saldo comercial registró un superávit acumulado de 1.471 millones de dólares, contrario a similar período de 2020”. A este resultado contribuyeron significativamente las ventas del sector minero, oro, zinc y plata fundamentalmente, en el sector agroindustrial la soya, las remesas y en menor proporción la industria manufacturera. Es necesario añadir que la información muestra que en el aumento de las  ventas al exterior se refleja más la subida de precios de los comodities, que incrementos significativos en el volumen de producción.

 

En cuanto a las importaciones el crecimiento según la misma fuente crecieron en un 34 %, en opinión del IBCE  “crecen exportaciones al igual que importaciones, pero esto no es malo, porque más de 60% de las compras externas son de bienes de capital, insumos, equipos de transporte que ayudan a producir bienes y servicios para el mercado interno y externo”, aspecto con el que coincidimos y que está en línea con el crecimiento en ese período.

 

Una variable económica asociada a los resultados del comercio exterior constituye las Reservas Internacionales, en los últimos años el nivel de estos recursos disminuyo significativamente, hasta situarse a Enero de 2022 en 4.511 millones de dólares. De ese total, un monto cercano a los $us 1.400 millones son divisas, el resto está  principalmente en oro, y una pequeña proporción en DEG (Derechos Especiales de Giro) y otros. Esta disminución sin duda causa una enorme presión sobre el tipo de cambio, probables dificultades para financiar la importación y el pago del servicio de la deuda a corto plazo. Para resolver esta dificultad es probable que moneticen el oro, algo impensable en años anteriores.

 

Otro aspecto que preocupa es el crecimiento sostenido del déficit fiscal en los últimos años, cubierto con financiamiento externo y privado, o préstamos del Banco Central, y parece haberse agotado las posibilidades de cerrar la brecha con dinero proveniente del exterior, los motivos explicaremos cuando abordemos el análisis de la deuda externa, lo que significa que existe la probabilidad de que las expectativas que se tienen en el Presupuesto del Estado no se cumplan, por lo tanto tampoco las de crecimiento.

 

Las causas para este abultado déficit ya son conocidas y se repiten en el tiempo, subvención a los combustibles con el agravante de que cada día importamos más, financiamiento a empresas estatales deficitarias y burocracia improductiva, el presupuesto de este año muestra lo mismo, y probablemente no cambie a futuro, en razón a que es una manera de aumentar la demanda interna, característica básica del modelo de desarrollo que implementa el Gobierno. Este déficit también ocasiona en ciertos momentos una presión sobre las reservas.

 

La información sobre el empleo muestra que al cuarto trimestre de 2021, la tasa de desocupación en el área urbana de Bolivia se redujo a 5,2 por ciento, lo que significó una disminución de 3,2 puntos porcentuales respecto a similar período de 2020 que llegó a 8,4 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), es un dato alentador, todo apunta a que la mejora constituye un empleo precario, pese a ello sin duda contribuye a mejorar o restituir el ingreso a las familias con el efecto consiguiente en la demanda.

Es relevante analizar la variable deuda, parece ser la que determinaría la senda del crecimiento o el estancamiento de la economía boliviana, veamos, la deuda total del país asciende a más de veinte mil millones de dólares a Diciembre de 2021 según el banco Central, lo que representa más del cuarenta por ciento  del P.I.B., un nivel alto que no observamos en el pasado, esto es uno de los factores que determina, entre otros, que el riesgo país aumente, con los problema que supone esto para obtener financiamiento en el exterior.

A esto se suma la disminución de las Reservas, la disminución de la calificación de riesgo país por tres conocidas calificadoras de riesgo en el mundo, y el próximo vencimiento de pagos por los bonos soberanos emitidos en el pasado que ascienden a mil millones de dólares, lo que configura un escenario critico en el aspecto financiero, en razón a que las dificultades para obtener recursos frescos son cada vez mayores, y de encontrarlos tendrán que ser a tasas de interés poco convenientes para el país.

Estas dificultades parecen confirmarse con el anuncio del Gobierno de la emisión de nuevos soberanos por tres mil millones de dólares, analizando las características de esta emisión se llega a la conclusión de que lo que se propone es el canje de deuda actual por otra con mayor costo, esto por el riesgo país, y la imposibilidad de repagar estas obligaciones con recursos del Tesoro y/o créditos blandos. No se pueda negar que es una propuesta ingeniosa que pese al costo, salvaría la situación,  los plazos de vencimiento de los bonos no permiten un mayor margen de maniobra para buscar otras opciones. Lo expresado en este punto permite apreciar que hay s dificultades en la economía boliviana, las expectativas de crecimiento fijadas por el Gobierno no parecen reales, y dadas las circunstancias, lo probable es que la reactivación sea débil e insuficiente

En el corto plazo el Gobierno debe considerar para superar estas dificultades la implementación de medidas que eliminen el gasto estatal, los subsidios y el cierre de empresas estatales deficitarias, estos recursos pueden destinarse a incentivar la inversión privada. Es importante el fomento a la actividad exportadora del sector agroindustrial con políticas orientadas a levantar las restricciones a las exportaciones y el uso de biotecnología para mejorar su producción, incentivos a la inversión con un marco jurídico adecuado, y modificación de la legislación hidrocarburifera para generar procesos exploratorios que permitan incrementar la producción de combustibles.

En el mediano plazo es importante cambiar la alta dependencia que tenemos de los recursos extractivos, como los minerales e hidrocarburos, generando opciones para incentivar actividades de manufactura y servicios que vayan de la mano con la tecnología digital para poder insertarnos en el nuevo mercado global.

Dejar de considerar los aspectos mencionados significará retrasar los objetivos de una reactivación real y postergar el desarrollo del país.

 

 

 

 

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