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El sector constructor se aproxima a los niveles de 2019 y es el tercero con mayor aporte al PIB

En los últimos años, el sector de la construcción registró un crecimiento significado a nivel nacional, logró implementar mayor tecnología de punta y material de calidad para la construcción de edificios con presentaciones estéticas atractivas, térmicas, acústicas, ignifugas y otras cualidades, como es el caso del ahorro energético. Pero también logró atender la demanda habitacional a un bajo costo, un claro ejemplo son los monoambientes.
En lo que respecta a la reactivación como sector, según datos oficiales de la Cámara Boliviana de la Construcción (Caboco), en el primer semestre de este 2022 logró superar los niveles de 2021 y se acerca al año referencial, que es el 2019. 

“Debido a la pandemia, todas las obras privadas llegaron a mermarse y las públicas disminuyeron en cuanto a inversión. Durante el 2020 y 2021, no hubo obras o fueron muy pocas a nivel nacional, eso en el sector público; en cuando a la inversión privada, (durante) esos años solo se dio continuidad a los proyectos que habían iniciado en 2018 y 2019; recién el 2021 y en el primer semestre de este 2022, se dio comienzo a nuevos emprendimientos inmobiliarios y se ha visto la inversión pública en sus distintos niveles (…) Es importante también dar a conocer que la virtualidad (que llegó con la pandemia) hizo que la demanda de oficinas baje abruptamente, haciendo que las empresas vuelquen la mirada (al tema habitacional)”, sostiene el presidente de la Cámara Departamental de la Construcción de Cochabamba (Cadeco), Raúl Solares.

Mientras el gerente de Cadeco, Marcelo Vargas Roca, califica al 2020 y 2021 como años de crisis para el sector constructor. “En el sector privado se han paralizado las construcciones; mientras en el público, la inversión fue destinada a otras áreas, se priorizó el tema salud. Ahora la idea es superar las cifras de 2019”, acota.

Crecimiento

De acuerdo con datos de Caboco, en 2016 se registró la mayor superficie en “permisos de construcción” en el país, 3.106.091 metros cuadrados; en tanto que en 2019 hubo 2.845.612 metros cuadrados. Los más bajas superficies en “permisos de construcción” se registraron entre 2020 y 2021: 1.808.464 y 2.245.430 metros cuadrados, respectivamente.

“Se considera al sector constructor entre los tres sectores con mayor actividad económica a nivel nacional y aportes significativos al PIB (Producto Interno Bruto). Estamos en tercer lugar, primero está la minería debido al costo elevado de los minerales y luego el comercio. Nosotros somos un sector dinamizador de la economía y generador de fuentes de empleo. Hasta antes de la pandemia el sector de la construcción llegó a generar alrededor de 400.000 empleos directos, cifra que también está a punto de ser alcanzada en el primer semestre de este 2022”, explica el presidente de la Cadeco.

En cuanto a la mano de obra, la pandemia hizo que mucha gente se quede sin trabajo y esto hizo que se incremente la oferta de mano de obra, que al final tuvo que adecuarse a la posibilidad económica de las empresas; por ejemplo, un jornal, que antes costaba 150 bolivianos, ahora está entre 110 y 80 bolivianos, se trata de mano de obra no calificada. Alcanzó los niveles de los años 2016 y 2017.

Importación de material

Si se clasifica una construcción en obra gruesa y fina, se puede establecer que para la obra gruesa la mayor cantidad de material y el acero en un cierto porcentaje provienen de empresas bolivianas. El cemento, los áridos, ladrillos, yeso, cerámica, el revestimiento y otros son de industria nacional.

Para la obra fina, el 65% de los accesorios son de industria boliviana y el restante son productos importados. Actualmente, se importa la carpintería de aluminio, vidrio, hidrosanitarios, grifería, lavamanos, inodoros, bisagras, chapas, artefactos eléctricos y de iluminación, aunque esto depende del tipo de construcción.

Los mayores proveedores de material de construcción extranjero son: China, países de Europa y Sudamérica, como Brasil, Argentina, Colombia y Perú. Lo que difiere de un país a otro son los costos y la calidad.
 

Pedro Figueroa M.

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