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Inteligencia

Inteligencia artificial y su doble impacto en la economía

Por el lado negativo, al otro lado del escenario, hay una destrucción de cientos de miles de empleos, porque los robots y la IA ya están trabajando con los humanos desde hace algún tiempo.

El tema de la inteligencia artificial puede despertar grandes inquietudes y  controversias. Unas están relacionadas con la progresiva pérdida de empleos y otras se vinculan la elevación de la productividad y el crecimiento económico. Interesa, por lo tanto, de manera inicial, definir la Inteligencia Artificial (IA).
En términos sencillos, se puede definir como una tecnología basada en la recopilación de grandes cantidades de datos para usarlos en un proceso de toma de decisiones con una finalidad determinada. Los datos deben estar relacionados con un tema específico y los parámetros que rodean las decisiones deben estar más o menos bien determinados para alcanzar el objetivo buscado.
La (IA) es un área multidisciplinaria que combina ramas de la ciencia como la lógica, la computación y la filosofía que se encarga de diseñar y crear entidades artificiales que son capaces de resolver problemas o realizar tareas por sí mismos, utilizando algoritmos y paradigmas de comportamiento humano.
Se puede decir que la IA se encarga de dar la capacidad de resolución de problemas a equipos inanimados, como dispositivos móviles, robots, entre otros. La IA es la ciencia que se dedica a estudiar la posibilidad de que las máquinas sean capaces de desarrollar trabajos intelectuales similares a los que son capaces de llevar a cabo los humanos. Enfatizando, hoy es compleja su definición, pero se puede afirmar que está vinculada al conjunto de procedimientos y técnicas que permiten a las máquinas resolver tareas y problemas, usualmente reservados a los seres humanos.

Antecedentes
La expresión Inteligencia Artificial comenzó a ser usada en la década de los años 40-50 del siglo XX. En un congreso celebrado en Dartmouth University en 1956, se utilizó el término para referirse al conjunto de investigaciones que entonces se desarrollaban con el propósito de construir una “maquina inteligente”.
En consecuencia, el origen de la (IA) se remonta a la II Guerra Mundial en la decodificación de mensajes. El término como tal se usó por primera vez en 1950, pero no fue hasta los años ochenta cuando la investigación comenzó a crecer con la resolución de ecuaciones de álgebra y el análisis de textos en diferentes idiomas.
Su despegue definitivo ha llegado en la última década gracias a que ha coincidido en el tiempo con el crecimiento de Internet y de la potencia de los micro procesadores. La inteligencia artificial puede ser la tecnología más perturbadora que el mundo ha visto desde la revolución industrial, se afirmaba en el último Foro Económico Mundial.

Impacto en el mercado laboral
Resulta fundamental estar consciente de que la IA obliga a redefinir la economía. El despegue de esta tecnología mejora la productividad y eleva el potencial de crecimiento, pero también supone una amenaza para innumerables puestos de trabajo. En un escenario, las máquinas que piensan como humanos contribuirán a mejorar la productividad impulsando con ello el crecimiento económico.
Al otro lado del escenario, esta situación se refleja en la destrucción de cientos de miles de empleos. Los robots y la IA ya están trabajando con los humanos desde hace algún tiempo.

En décadas anteriores, cuando el software reemplazó en muchos casos el trabajo de empleados individuales, los empleos perdidos se sustituyeron por otros en el sector informático: se necesitaban programadores y personal de mantenimiento para los nuevos servicios.
Pero la actual revolución que llega con la IA es diferente: el número de trabajadores que se va es mucho mayor que el de los empleados con alta capacitación o especialistas que diseñan las redes artificiales. El mercado laboral se verá profundamente alterado, y el número de puestos de trabajo que se perderán será muy grande.
Otros impactos
Los avances en el desarrollo de la IA y en la robótica están afectando la forma de operar de muchas compañías, provocando importantes ahorros en costos y mayores fuentes de creación de valor.
Se espera que para 2030, la IA tenga un impacto global económico de $us 15,7 billones. Dicha cifra supone que la aportación de la IA al PIB mundial sería lo equivalente a añadir 13 países iguales que Australia a la economía mundial.
Bank of America Merrill Lynch prevé que en 2025 el impacto disruptivo de la IA podría alcanzar un rango de entre $us 14 billones y 33 billones, incluyendo nueve billones en ahorro de costos por la automatización de puestos de trabajo.
Four Fundamentals of Workplace Automation (2015) concluye a partir de estudiar 2.000 actividades realizadas por personas, que el 45% de éstas podrían ser automatizadas y que los beneficios representan entre tres y 10 veces los costos. Las actividades susceptibles de ser automatizadas incluyen tareas realizadas por altos ejecutivos de corporaciones o por profesionales calificados, tales como médicos, abogados y asesores financieros.
Una investigación de Accenture estima que la IA podría duplicar las tasas anuales de crecimiento económico en muchos países desarrollados para 2035. Estados Unidos sería el más favorecido, pasando de un crecimiento potencial del PIB del 2,6% al 4,6%. Otra conclusión del informe es que las tecnologías relacionadas con los sistemas cognitivos aumentarán la productividad laboral en hasta un 40%.
La consultora PriceWaterhouseCoopers (PwC) predice un crecimiento adicional del 14% de la economía mundial para 2030 como consecuencia de los efectos de la (IA) en la productividad y en el aumento de la demanda de los consumidores.
América del Norte y China obtendrían los mayores beneficios en términos de impacto en el crecimiento adicional: 14,5% y 26,1%, respectivamente.
China estaría planificando convertir la IA en un motor “nuevo e importante” de expansión económica, capaz de generar $us 59.000 millones para 2025. Este plan estaría sustentado en hardware y software de IA, vehículos y robótica.
El problema se presenta en las regiones no industrializadas, con estructuras políticas, económicas y sociales que limitan la instrumentación de la ciencia y la tecnología como factores de crecimiento. El caso de América Latina es relevante; salvo experiencias aisladas, no es común una armonización entre educación, política científica y planes de desarrollo nacional.

Interrogantes
El tema -actual y complejo- produce muchas interrogantes: ¿Hasta dónde las capacidades de las máquinas para absorber las aptitudes humanas pueden afectar o desplazar contingentes importantes de trabajadores a nivel global?
¿La expansión de las tecnologías algorítmicas supone el advenimiento de una nueva jerarquía social deshumanizada? ¿Será imperativa una redefinición de la capacitación? ¿Qué rol debe jugar la universidad en este nuevo escenario? ¿Hasta qué punto el avance de la economía basada en el conocimiento puede comprometer política y socialmente a las sociedades subdesarrolladas?
¿Se está creando un mundo con abundancia de capacidad productiva, pero escasez enorme en la demanda de trabajo? ¿Es la respuesta, una regulación rigurosa de la IA por parte del Estado?¿Hasta qué punto la IA pone en riesgo la civilización, o la sociedad humanas?
¿Puede seguir el avance de la IA sin una ética que la regule, o gobiernos que la supervise? ¿O estamos arribando al eclipse del sentimiento humano y a la pérdida de los valores espirituales que le han dado cimiento, sentido y solidez a la civilización?

 

Algunos casos resultan significativos por su impacto en la economía así como por la diversidad de situaciones que pueden abarcar:

• Entre los años 2000 y 2010 se perdieron más de 5 millones de puestos de trabajo en Estados Unidos y Canadá. De ellos, el 85% desaparecieron bajo lo que se suele llamar “crecimiento de la productividad”: remplazados por máquinas.
• Foxconn, la compañía china que produce los teléfonos de Apple y Samsung, ha reemplazado con robots a 60 mil trabajadores. Otras compañías tecnológicas en territorio chino hacen lo mismo.
• China es así el país que adquiere más robots industriales desde 2013: el gobierno chino respalda la automatización de las fábricas.
• En India, los call centers, el pilar del éxito indio en dicho sector, se ven ahora reducidos por el desarrollo y uso de chatbots, que están resultando más efectivos que los humanos en atención al cliente y solución de incidencias.
• Amazon Go presenta tiendas donde no hay empleados, en las que se entra, se eligen los productos a comprar y se sale sin ningún procedimiento de pago: se factura automáticamente en la tarjeta de crédito del usuario.

 

Otros riesgos que trae la IA

El 50% de los puestos de trabajo en EEUU corren el riesgo de ser sustituidos por máquinas y más del 80% de los empleos por los que se paga menos de $us 20 la hora, podrían ser reemplazados. Según vaya haciéndose más compleja, esta tecnología irá comiéndose otros trabajos, como pueden ser la contabilidad, la lectura y redacción de informes o de contratos.

Según la Federación Internacional de Robótica (IFR), actualmente hay un ejército de 1,63 millones de robots funcionando en todo el planeta.

Los países con más penetración de autómatas en la industria son Corea del Sur, Singapur y Japón, y en Latinoamérica, México, Argentina y Brasil. Para 2019 se espera que la cantidad de robots se incremente a 2,6 millones a nivel mundial.
 
Según el Foro Económico Mundial, para 2020 desaparecerán 5 millones de puestos de trabajo en las 15 economías más desarrolladas del mundo.

 

 

 

 

Osvaldo Walter Gutiérrez Andrade

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