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Técnicas moleculares en Bolivia

Por: Cecilia González P.

Infografías: Equipo de investigadores

Hace algunos años, no se le hubiera cruzado por la cabeza que para temas de salud, pudiera necesitarse pruebas moleculares. Este tipo de técnicas se utilizan para  comprobar si hay ciertos genes, proteínas u otras moléculas en alguna muestra de tejido, sangre u otro líquido del cuerpo. También se usan para comprobar si hay ciertos cambios en un gen o cromosoma que pueden causar la presentación de una enfermedad o trastorno específico, como el cáncer.

Cabalmente, durante esta pandemia, hemos escuchado mucho hablar de la prueba PCR para la detección del coronavirus. Se utiliza esta prueba para obtener resultados óptimos y precisos. Sin embargo, en el país, se pudo evidenciar, que no contamos con la cantidad de laboratorios moleculares suficientes y los pocos que hay, no tienen la capacidad de respuesta rápida, para una situación como la que aún atravesamos.

Entonces, ¿qué capacidad de análisis molecular existe en Bolivia en la actualidad? Una pregunta similar se plantearon Rimer Mayta, Nicol Pacosillo, Marliz Mamani, Yuri Ledezma y Andrés Limpias, estudiantes de la Universidad Mayor de San Andrés y de la Universidad Mayor de San Simón, además de ser parte de iGEM Bolivia. Ellos también tomaron el reto de presentar un póster en el 2° Congreso Internacional de Biotecnología - Bolivia Innova.

 

HALLAZGOS

Yuri comenta que la parte de hallar información general sobre laboratorios privados, no fue muy compleja de hallar, en vista que muchas despliegan esta información en internet. Pero al momento de querer verificar las técnicas moleculares que usan, ya tuvieron el obstáculo de las distancias y la pandemia, que no permitieron realizar una visita a distintos centros.

La revisión de la información, no se quedó exclusivamente en laboratorios que realizan este tipo de análisis en el área de medicina. Nicol, explica que aprovecharon de incluir en su revisión, aquellos que realizan pruebas moleculares, pero aplicadas al área de alimentos, agrícola y ambiental.

Marliz explica que el manejo de técnicas de última generación o en su defecto pruebas moleculares básicas, le da mayor confiabilidad y calidad a un laboratorio a la hora de emitir sus resultados “ya que la presencia de los equipos y la ejecución de las pruebas, demuestran que cuenta con personal y equipos calificados que siguen normas de buenas prácticas de laboratorio y mantenimiento”. Esto, añade, le da mayor prestigio y calidad a la institución.

Sobre los resultados, Rimer indica que se pudo registrar 50 laboratorios estatales y 32 privados, aunque muchos de ellos, no son laboratorios plenos, si no, sucursales para recolección o toma de muestras, las mismas que son enviadas a las centrales. Rimer resalta que la cantidad de laboratorios dedicados al tema de salud, demostraron no ser suficientes, en el contexto de las pruebas que se requerían procesar ante esta pandemia.

La mayor parte de los laboratorios, están enfocados al área de la medicina (69%), mientras que el 13% son laboratorios con énfasis en análisis alimentarios, 11% en análisis agrícolas y 7% se dedican a los análisis de muestras ambientales. No sorprende, pero la mayor cantidad de estos laboratorios, se encuentran en las ciudades del eje troncal. Oruro y Potosí, además de tener laboratorios en análisis médico, por la actividad minera, también tienen unos pocos en tema ambiental. El resto de departamentos, solo cuentan con pocos laboratorios, enfocados únicamente al área de salud.

En otros países, como es el caso de Argentina, debido a que llevan más años formando científicos en biotecnología y equipando laboratorios, mediante el trabajo coordinado entre laboratorios de universidades y privados, se logró desarrollar un test molecular de bajo costo, accesible y confiable. Esto sucede en gran parte, por la gestión que realiza su Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas - CONICET. En Bolivia, al carecer de una política en ciencia y tecnología, no se han generado estas instancias, que tiendan puentes entre la academia, el sector privado y el gobierno.

 

LA BIOTECNOLOGÍA ES UN NUEVO LENGUAJE

Este equipo tuvo una experiencia nueva al aceptar el desafío de preparar el contenido para el póster, revisar la información, averiguar sobre los distintos laboratorios, consultar con sus docentes para buscar la información y sobre todo, coordinar para poder preparar el resumen y su presentación. Todos los integrantes son de distintas carreras Bioquímica, Química Farmacéutica, Biología y hasta Física.

La ventaja que tuvieron los integrantes de este equipo, fue la de contar con el apoyo de la doctora Tania Pozzo, quien empuja el grupo iGEM Bolivia, y pudo dedicarles tiempo para guiarlos en su trabajo. Andrés reconoce que este asesoramiento, permitió que a pesar de la distancia, los integrantes pudieran enfocar de manera adecuada su trabajo, algo que no sucedería en condiciones fuera de iGEM. “En la formación profesional, elaborar un póster ayuda bastante, debido a que la metodología es muy similar a la de escribir un artículo científico y eso es algo a lo que la mayoría en iGEM apuntamos hacer en algún momento”, añade Andrés.

Los cinco integrantes reconocen que pudieron identificar las debilidades y potencial de estos laboratorios, que requieren apoyo para el avance científico, además de fomentar la capacitación y transferencia de nueva tecnología, para que de esta forma se pueda fomentar la investigación a los futuros profesionales.

Lo maravilloso de esta experiencia, es que son jóvenes bolivianos de 21 a 25 años, que nos demuestran que hay motivación en el desarrollo de la ciencia en el país. Bien motivados y con apoyo de tutores y mentores, será posible, generar un mayor interés de nuestros jóvenes por carreras científicas. ¡Tenemos futuro!

Cecilia González P. es biotecnología Ambiental. Twitter:@biotecbolivia

Fe de erratas: Los créditos de la foto del  microorganismo, que apareció en el artículo anterior, corresponde a: Crespo C, Pozzo T, Nordberg Karlsson E, Alvarez MT, Mattiasson B. Caloramator boliviensis sp. nov., a thermophilic, ethanol-producing bacterium isolated from a hot spring. Int J Syst Evol Microbiol. 2012 Jul; 62(Pt 7):1679-1686.

 

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