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Un verdadero apoyo al empresario y al inversor

En conversaciones y en entrevistas con pequeños y medianos empresarios bolivianos, esos que se han forjado en la mayoría de las veces de la nada, aquellos que no han heredado una empresa, que con trabajo duro de varios años han levantado sus emprendimientos, un tema que es inevitable tocar es la necesidad de que todo gobierno debe fomentar la actividad empresarial.

“Los empresarios, en especial aquellos que hacemos industria, que le damos valor agregado a la materia prima, somos quienes creamos empleos más dignos, pero sentimos que cada vez las condiciones para seguir adelante son más difíciles”, reflexionaba un empresario cochabambino, de esos pocos que quedan de pie haciendo industria y que tienen que enfrentar a los productos importados legalmente y aquellos que entran por contrabando y que abarrotan los mercados de las ciudades.

Bolivia se ha caracterizado a lo largo de su historia por tener una crónica dependencia en sus materias primas, en especial los minerales y desde hace unas dos décadas el gas natural, productos que como bien se sabe son muy sensibles a los cambios que se dan en los mercados internacionales.

Sólo como un dato de referencia y para recordar, en la gestión 2014 las exportaciones bolivianas lograron el monto histórico superior a $us 12.800 mil millones, gracias particularmente a la alta cotización de los minerales y, sobre todo, del petróleo, que sirve de referencia para fijar el precio del gas que Bolivia exporta a Argentina y Brasil.

La gestión 2015 resultó adversa para las economías y el comercio exterior de la generalidad de los países latinoamericanos y Bolivia no fue la excepción. Toda la región sufrió el negativo impacto del severo cambio del panorama comercial mundial con precios hacia la baja y cambios sustanciales respecto a lo que venía ocurriendo por más de una década. 

En ese contexto, en el 2015 las exportaciones bolivianas sumaron $us 8.723 millones, bajando un 32% respecto a 2014. Para la gestión 2018, el valor logró una muy leve recuperación, llegando a $us 8.900 millones, monto aún muy bajo respecto a la cifra récord lograda en 2014, el mejor año de la época de bonanza económica.

Viendo estas cifras, que muestran una cruda realidad, está claro que Bolivia debe concentrarse más en dejar su dependencia de las materias primas.

Las autoridades económicas del actual Gobierno conocen de esta realidad y vienen señalando que, tras un período de nacionalización de las empresas estratégicas que antes estaban en manos de transnacionales, ya se están sentando las bases para ingresar a la era de la industrialización.

En este punto, es absolutamente vital que el Gobierno actual -o los nuevos gobernantes que lleguen al poder después de las próximas elecciones de octubre-, tengan entre sus prioridades dar un verdadero impulso al empresariado privado, pero en especial al sector industrial y dentro de éste a aquellos que logran exportar su producción con valor agregado. 

Es una tarea que todavía sigue pendiente y que los gobernantes, más allá de los colores políticos o ideologías, tienen la misión de cumplirla, porque hacer industria, hacer empresa en general, es hacer patria.

LIBRE EMPRESA

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