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FRENO A CONSTRUCCIÓN EN LAS ALCALDÍAS

Mientras el sector privado en Bolivia hace lo que tiene que hacer, se esfuerza, arriesga capital, crea empleos y genera movimiento económico, la administración pública continúa frenando e incluso obstaculizando el trabajo de las empresas.

A estas alturas de la historia, ya resultan crónicas la inoperancia, la falta de planificación y de agilidad en los gobiernos municipales, desde los más grandes hasta los más pequeños, en todas partes del país.

Uno de los casos más preocupantes es lo que viene ocurriendo en Santa Cruz, donde los municipios provinciales, en especial el de Porongo, vienen dilatando la aprobación de las normativas necesarias para que varios y millonarios proyectos urbanísticos puedan avanzar en la gigante zona del Urubó, que en estos días continúa semiparalizada en materia de construcción.

Después de más de cinco años de intenso movimiento de campañas y ofertas de urbanizaciones y venta de terrenos, se hace muy notorio el que las empresas constructoras han dejado de hacer inversiones en publicidad porque ya no pueden avanzar en sus obras en espera de las nuevas normas de los municipios que abarcan la zona del Urubó y sus alrededores.

Por si fuera poco, los problemas en el único puente que conecta a la capital cruceña con el sector del Urubó, donde incluso hay un hotel de cinco estrellas, centro comercial, empresas, urbanizaciones y la franquicia de las torres gemelas en construcción, provocaron un mayor bajón hacia esa zona. 

En este caso, llama mucho la atención el que en una región tan próspera, considerada la locomotora económica de Bolivia, las instancias públicas no hayan podido construir por lo menos un segundo puente de conexión entre la capital oriental y el Urubó.

Aquí, es necesario recordar que el actual y único paso fue construido hace unos 15 años con capitales privados, por el empresario Foinini, que tuvo que arriesgarse e invertir varios millones de dólares en esa obra, la que hoy es de gran beneficio para las decenas de urbanizaciones y genera grandes recaudación de impuestos para el municipio de Porongo.

Algo similar está ocurriendo con Tiquipaya, donde no se ha aprobado hasta ahora la normativa que regule las nuevas construcciones, hecho que está perjudicando a grandes proyectos urbanísticos que ya cuentan con los terrenos, pero aún no tienen la aprobación municipal para comenzar las obras.

Esto está generando que gran cantidad de mano de obra esté con menos trabajo, pero también está provocando un estancamiento de las actividades en torno a las construcciones.

En cuanto al municipio de Cochabamba, la suspensión del alcalde Leyes, por el supuesto caso de corrupción de las mochilas chinas, ha hecho que grandes proyectos de construcción de edificios de departamentos tengan problemas en la aprobación. 

Por si fuera poco, a todo esto se suma el hecho de que malos funcionarios y autoridades municipales extorsionen a los constructores a cambio de agilizar o aprobar sus trámites y proyectos.

En definitiva, es necesario que las autoridades de los gobiernos municipales sepan que su inoperancia, su falta de planificación están perjudicando no sólo a las empresas constructoras, sino que están frenando el movimiento económico de las regiones.

 

Uno de los casos más preocupantes es lo que viene ocurriendo en Santa Cruz, en especial en el municipio de Porongo.

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