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BILLETES

La deuda en ascenso

El Estado boliviano contrató más de $us 19.000 millones, un nivel muy elevado, según los analistas, pero el Gobierno asegura que todo está bajo control y que hay un error metodológico en el manejo de las cifras.

Las cifras de la deuda de Bolivia asustan. La posibilidad de que se aproxime a $us 20 mil millones fue motivo, en semanas pasadas, de un intenso debate entre el Gobierno nacional y la oposición.
Mientras analistas, como Julio Alvarado, Juan Antonio Morales, Gary Rodríguez, Rolando Morales y Gonzalo Chávez, además de sendos análisis que hicieron las fundaciones Milenio y Jubileo, alertaron sobre un vertiginoso endeudamiento, el Gobierno a través del Ministro de Economía, Mario Guillén, el exministro Luis Arce Catacora y el presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Pablo Ramos, califican de un “falso debate”.
La deuda externa desembolsada llega a $us 9.557 millones, pero “nos hemos prestado 10.000 millones”, asegura Alvarado, para quien no sólo cuenta lo que el país contrata con organismos y países extranjeros, sino también la interna pública, que llegaría a $us 9.182 millones.
¿Quién pagará esta irracional deuda externa e interna cercana a $us 20 mil millones que está dejando la actual administración?, pregunta el también académico universitario, respaldado con información oficial del BCB y del Ministerio de Economía.
En respuesta, Ramos explica que “algunos analistas suman el saldo adeudado al saldo por desembolsar para mostrar un supuesto mayor endeudamiento, cometiendo un error metodológico importante, porque hasta que el saldo por desembolsar sea efectivizado, el país también amortizará una parte de la deuda existente. Además, si bien el saldo por desembolsar es un compromiso del acreedor, no representa una obligación de utilización de los recursos por parte del deudor”.
En la misma línea, el exministro Luis Arce apunta: “Una cosa es hablar de deuda desembolsada y otra contratada. No se puede inflar la deuda del país, pero además, cuando uno contrata una línea de crédito, debe pagar sólo por lo que usa y no por lo que podría usar. Así no funcionan las cosas”.
Sí aún fuera una verdad, agrega, que Bolivia tiene una deuda que llega a casi 20.000 mil millones, ese monto llegaría a representar sólo el 32% del PIB. Es decir, el país tiene aún margen para seguir endeudándose.

Los indicadores
El analista de la Fundación Jubileo, René Martínez, señala que en un contexto de caída de ingresos y de mayores gastos y déficit fiscal, en 2017 la deuda externa creció a un nivel muy alto.
“Si seguimos con este nivel de crecimiento, en los próximos tres años podríamos llegar a un nivel de insostenibilidad; además, los indicadores de sostenibilidad se han deteriorado”, advierte.
Las obligaciones externas llegaron el año pasado a 24,9% del PIB, cuando el límite es 50%. Observa que las Reservas Internacionales Netas (RIN) han disminuido en los últimos años y la deuda se paga con divisas.
El expresidente del BCB, Juan Antonio Morales, opina, por su parte, que si bien el indicador de deuda con relación al PIB es moderado, no ocurre lo mismo con el indicador respecto a exportaciones, que se han ido deteriorando.
Además, como las obligaciones externas se han contratado en términos no concesionales, es decir a tasas de interés de mercado, el servicio es más fuerte. El servicio de la deuda sobre las exportaciones en 2013 equivalía a 2,4% y en 2017 se elevó a 6,4%. Mientras que el saldo sobre las exportaciones es de 103,5%, cuando el límite referencial es 150%, remarca.
“Normalmente, en muchos países el endeudamiento es procíclico, es decir, cuando mejoran los precios de exportaciones se hacen más sujetos de crédito y contratan más deuda, pero en el país no tenía mucho sentido cuando teníamos superávit en cuenta corriente”, precisa.
Morales reflexiona que se debe prestar atención al servicio de la deuda que incluye intereses y amortizaciones.

Deuda externa e interna
Otros analistas económicos, como Gonzalo Chávez, también se incluyeron al debate al señalar que la deuda externa crece muy rápidamente, que en 2017 se contrataron 24 préstamos y que para evaluar la solvencia del Estado, también se debe considerar la deuda interna.
Haciendo mención a datos oficiales, Chávez sostiene en un artículo publicado en diarios nacionales, que hasta diciembre de  2017, según el BCB, la deuda externa del país llegó a $us 9.428 millones (25% del PIB), es decir, el valor de la deuda medida como proporción de toda la riqueza generada por la economía en un año. “En una primera aproximación, este parámetro está en un nivel razonable para los patrones internacionales que establecen un 50% como límite de endeudamiento”.
Si bien el 25% del PIB de endeudamiento externo es todavía bajo, sin embargo, para ver la capacidad de endeudamiento y pago de un país se debe tomar en cuenta también la deuda interna, observa al precisar que la deuda interna con el sector privado (por ejemplo AFP) era de $us 4.474 millones hasta fin de 2017 (12% del PIB). La deuda de las empresas estatales con el BCB también está en 4.708 millones (12,4% del PIB).
“El total de la deuda del Sector Público No Financiero (Tesoro General de la Nación, más empresas estatales), es decir de todo el Estado boliviano -Bs 9.182 millones en total- es de 48,4% del PIB. En este caso, la capacidad de endeudamiento está al límite de las recomendaciones internacionales”, concluye el economista Chávez.

Falso debate
La visión sobre el alto nivel de deuda externa que contrató el Estado, es diametralmente diferente para el gobierno. El Ministro Guillen asegura que el nivel de endeudamiento está controlado y está por debajo del umbral que recomiendan los organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Mucho más elocuente, Arce, mentor de la nueva política económica que rige en el Estado, desde el año 2006, salió a aclarar algunas afirmaciones que, a su juicio, tergiversan la realidad y no ayudan a esclarecer la situación actual.
Durante la gestión 2005, el Estado tuvo una deuda externa que llegó a los $us 5.000 millones, equivalente a más del 50% del PIB, recordó.
Por lo tanto, años después, lo que nadie dice es que la política fiscal y el adecuado manejo de la economía nacional, bajaron el endeudamiento externo hasta llegar a los 2.000 mil millones, replica Arce a quienes afirman lo contrario.
Sin embargo, la exautoridad económica admite que “evidentemente subió la deuda en más de 9.000 mil millones de dólares, pero aclara que “eso representa sólo el 24% del PIB”.
Si este es el caso de Bolivia, en los hechos demuestra que la “hipótesis falsa del alto endeudamiento no existe, debido además a que organismos internacionales como el BID o la CAF, junto al BM, están evaluando constantemente a Bolivia, y si fuera esa la realidad, es decir que estamos con altos índices de deuda externa, sencillamente no canalizarían más préstamos”, asegura Arce.
Por su lado, la autoridad monetaria señala que el saldo de la deuda externa alcanzó a $us 9.614 millones a fines de abril de 2018, cifra que corresponde al registro oficial que realiza el BCB en el marco de la Ley 1670 (Ley del Banco Central de Bolivia). El saldo adeudado corresponde únicamente a recursos efectivamente desembolsados, remarca.

Las cifras
Jubileo señala que como resultado del alto grado de endeudamiento externo, el déficit fiscal tiene una tendencia a profundizarse. En ese sentido, en 2018, podría estar aproximándose al 8,3% del PIB, asegura el analista René Martínez de la fundación privada.
“El déficit actualmente es financiado básicamente con el endeudamiento externo, es decir que estamos recurriendo a préstamos para incrementar o mantener los niveles de gasto e inversión. El saldo de la deuda pública externa se ha incrementado constantemente desde el año 2008, a pesar del periodo de bonanza con grandes ingresos por la venta de recursos como hidrocarburos, con precios altos. Y es bastante preocupante también el crecimiento registrado en especial el último año (2017), siendo que la deuda externa aumentó en 28% con respecto al PIB en 2016”, precisa el analista.
De acuerdo con el presupuesto, para 2018 se tiene programado contraer un endeudamiento externo neto adicional de $us 2.424 millones, mayor al que se contrajo en 2017 (el monto programado en el presupuesto 2017 era de $us 2.251 millones y efectivamente se contrajo nuevo endeudamiento externo neto por $us 2.049 millones), precisa la entidad y lo corrobora Martínez.
Para el BCB, la realidad es otra. Los indicadores de solvencia y liquidez de la deuda pública externa de Bolivia registran valores sostenibles y por debajo de similares de otros países de la región, señala Ramos.
En efecto, el saldo de la deuda externa a abril alcanza a 23,2% del PIB y su servicio a 6,3% de las exportaciones, muy por debajo de los umbrales de sostenibilidad de organismos internacionales, subraya.

Más bonos soberanos
De acuerdo al análisis financiero de Jubileo, el endeudamiento en la gestión 2018 incluiría nuevamente la contratación de deuda pública a través de títulos valor en mercados de capital externos, más conocidos como “bonos soberanos”, por un monto de $us 1.000 millones.
Los bonos soberanos lo que hicieron fue constituirse en un mecanismo que el Gobierno utiliza de manera recurrente y que puede dar lugar a un crecimiento muy rápido de la deuda externa, indica Martínez al respecto.
Arce Catacora señala que la emisión de bonos soberanos es una muestra clara del nivel de confianza que tienen los organismos internacionales sobre la marcha de la economía. “Nadie va a comprar bonos si existe una economía en crisis, con altos rangos de endeudamiento y riesgo de incapacidad financiera”,  subraya.
Según la Ley del Presupuesto, estos recursos son para apoyo presupuestario, sin aclarar cuál sería el fin específico, pero podrían ser destinados a gastos que el Gobierno defina o para cubrir el déficit fiscal que, día a día, crece sostenidamente.
Sin embargo, el crecimiento tan acelerado de la deuda externa podría resultar en una situación de insostenibilidad en el mediano plazo y dejar un peso demasiado grande para las generaciones futuras, reflexiona el analista financiero.
Si bien el gasto puede ser una herramienta para contrarrestar la oscilación del ciclo económico en determinados momentos, se debe tomar en cuenta que la situación actual no es coyuntural, sino que refleja las verdaderas posibilidades del Estado, lo que debiera ser la base para planificar, proyectar y programar el presupuesto público de manera responsable, propone como salida inmediata la entidad privada.
En este sentido, a partir de una lectura precisa y un sinceramiento sobre la situación de la economía, es fundamental implementar políticas para darle sostenibilidad tanto a las finanzas públicas como a la economía en general, indica a su vez Martínez.
Diferir lo que debería ser un ajuste y transición gradual, con medidas cortoplacistas, puede conllevar a que el ajuste futuro sea mucho más abrupto y perjudicial, incluso poniendo en riesgo la estabilidad, opina el experto.
Por lo tanto, más bien es el momento de optimizar el uso de los recursos públicos en inversiones que generen retornos, implementar políticas más allá de solamente gastar, articular con los gobiernos subnacionales, generar condiciones e incorporar a los demás actores de la economía en una apuesta de desarrollo, propone como ruta crítica la entidad y respalda Martínez.

Deuda controladaGRAFICOS
Para el ministro Guillén, la política de endeudamiento sostenible implementada por el Gobierno Nacional desde la gestión 2006, ha permitido reducir los ratios de la deuda externa por debajo de los umbrales establecidos por organismos internacionales de 51,7% en 2005 a 24,9% en 2017, es decir, Bolivia se encuentra con menor riesgo de insostenibilidad.
Este resultado se debe a un manejo responsable de la política macroeconómica y de las finanzas públicas, donde la totalidad de los recursos contraídos por endeudamiento externo, se asignaron a la inversión pública, para diversificar la matriz productiva y social del país, vía ejecución de proyectos de inversión para fortalecer la demanda interna y el crecimiento económico, explica la autoridad financiera.

Invertir y no gastar más

Gary Rodríguez, gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), sostiene que “el endeudamiento no nos debería preocupar, siempre y cuando esa inversión sea ejecutada en forma transparente, estamos hablando de inversión pública. Endeudarse para invertir más, no para gastar más”.
En criterio de Rolando Morales, analista financiero y también exautoridad de Estado, “se tiene que ser mucho más cuidadoso con el tema de la deuda externa. Si contratamos deuda para proyectos, cuya tasa interna de retorno está muy debajo de la tasa de interés que contraemos, entonces es un mal negocio, sin duda”.
Si se contrata deuda externa para realizar obras de infraestructura, agrega, cuya maduración o resultados económicos son de aquí a 20 ó 30 años, y el plazo de pago es de 5 a 10 años, es mala, situación que puede poner en algún momento al país entre la espada y la pared.

Edwin Miranda V./ La Paz

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