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Ramón Daza Salamanca, pasión por la industria

Lo diligente e industrioso lo trae en los genes, quizás por eso asume seriamente que tiene deudas por saldar tanto con su árbol familiar como con Cochabamba, o peor aún, con Bolivia. De ahí se desglosa su vehemente afán por pretender reconstruir el país, sin otra cosa que haciendo empresa. Con este industrial de raza y actual presidente de la Cámara Departamental de Industria de Cochabamba (Camind) conversó Libre Empresa, Ramón Daza Salamanca, al modo que nos obliga esta cuarentena: desde casa.

Le tocó tomar la posta de la Camind en marzo de este año, en pleno auge pandémico. Pero no se desmoraliza, por el contrario, está convencido que esta adversidad es un momento inigualable para sacar lo mejor del espíritu emprendedor cochabambino y, desde el luego, boliviano.

«Hoy es la oportunidad de cambiar las costumbres, los hábitos, los negocios, las relaciones, y, por supuesto, la forma de hacer nueva industria», resume su posición respecto de lo que acontece en el entorno y en todo el mundo.

 

Toma la batuta

En la cabeza de Ramón siempre están pululando los bocetos de un nuevo proyecto, el esbozo de un nuevo negocio o el esquema de un nuevo emprendimiento.

Titulado en 1998 por la Universidad Católica Boliviana (UCB) como Licenciado en Administración de Empresas, un año después creó su primera empresa industrial y la llamó «La Fiorentina», por ser una fábrica de fideos. Hoy, 21 años después, su concepto de industria está más consolidado que nunca.

«La innovación y modernización de las industrias, en conjunción con la tecnología, aplicada en toda la cadena de valor y producción, la eficiencia operacional, la responsabilidad social empresarial, la industria responsable con el medio ambiente y la sostenibilidad responsable del desarrollo industrial de Bolivia en general y de Cochabamba en particular son, sin duda, la misión más importante que debemos encarar», profesa.

Con ese concepto como cimiento y ya con la batuta de la Camind en la mano, Ramón Daza desgrana sus objetivos y los apunta tal y como los concibe en su modo de hacer industria: 1) Construir una sola fuerza institucional 2) Inter-relacionar la Camind con todos los estamentos productivos nacionales e internacionales 3) Fomentar el consumo de lo «Hecho en Bolivia» 4) Promover la industrialización de Cochabamba y 5) Lograr la filiación de nuevos socios.

«En sus 82 años, la Cámara Departamental de Industria fue, es y deberá ser una de las Instituciones más representativas del Departamento de Cochabamba y continuará de manera incansable en la defensa de sus asociados y de las industrias», señala el flamante directivo respecto del primer objetivo.

Con relación al segundo, se trata de vincular a la Camind como entidad con todas las instituciones y autoridades gubernamentales en sus tres estamentos: nacional, departamental y municipal a fin de exigir una lucha tenaz contra el flagelo del contrabando. A partir de ahí, el relacionamiento también apunta al ámbito internacional.

En cuanto a la tercera meta, Daza y su equipo apuestan por la concienciación de la población para que consuma con convencimiento los productos «Hecho En Bolivia». El propósito es generar utilidades y que éstas se queden en el país. Con esos recursos, traer tecnología de punta para producir más y mejor. Coloca como ejemplo la explotación del Mutún o del litio, los que luego se debería exportar como productos terminados.

«La industrialización de Cochabamba pasa por la generación de iniciativas, de modernización e innovación industrial, lo que implica migrar hacia una industria 4.0 mediante la organización de foros de capacitación y de especialización en alimentos, bebidas, cueros, madera, plásticos, vidrio, industria química y farmacéutica, no metálicos, textil, metalmecánica, entre tantos otros», explica sobre el cuarto punto.

Como en toda institución es importante acrecentar el número de socios, por ello la afiliación de nuevos asociados es otro reto de Daza Salamanca. A modo de dato, en Cochabamba existen 1.600 Industrias registradas en Fundempresa, de las cuales casi 300 están afiliadas a la Camind.

«La meta es incorporar a las industrias no afiliadas o que, inclusive, pertenezcan al sector informal. Pretendemos llegar al cincuenta por ciento de nuevas industrias afiliadas», sueña el empresario.

 

Industrioso

Como ya se ha dicho, la obra industrial de Ramón Daza comenzó con su fábrica de fideos «La Fiorentina», cuando contaba 24 años de edad. O quizás mucho antes, acaso a sus 10, cuando apostó por practicar baloncesto, para lo cual —muy de madrugada— trepaba el cerro San Pedro al trote, en medio de espinos y rocas. Aquella disciplina valió para que más tarde se pagara su carrera en la UCB con una beca–deporte. Ese episodio de su vida lo recuerda con nostalgia, según se quiebra su voz por el teléfono. A partir de ahí no ha habido persona o circunstancia que lo detenga.

Dado su eufórico entusiasmo por la industria, al poco tiempo fue contratado como Gerente Financiero de la empresa Emsotec. Pasó un año y arrancó su carrera profesional en Telecomunicaciones donde ejerció durante 10 años ininterrumpidos. En ese período ocupó la Gerencia Nacional de Ventas en Telcos Bolivia, Boliviatel S.A. y Comteco R.L.

Naturalmente, alguien con tanto potencial desbordando, avizoró que era mejor buscar independencia. Entonces, haciendo prevalecer ese cúmulo de experiencia, fundó el año 2010 Bluecom S.R.L., empresa dedicada hasta la actualidad a prestar servicios en el rubro de las Telecomunicaciones.

Un año después creó Seguritel S.R.L., compañía especializada en digitalización y modernización de las empresas, la cual genera 54 empleos directos con oficinas a nivel nacional.

Pero no sólo eso. En 2016 incursionó en el rubro de la construcción con su marca «Torre Empresarial», con el objetivo de aportar a Cochabamba con infraestructura moderna y vanguardista, siempre orientado al sector empresarial. Sin embargo…

 

—Falta mucho por hacer —suspira Ramón Daza, como recargándose de energía para proseguir su ruta industrial—.

 

De hecho, proyecta agrandar sus empresas a nivel nacional y mundial. Y el siguiente paso está en el umbral de consolidarse: ingresar a la agroindustria y a la producción de software, siempre buscando el valor agregado para generar más desarrollo y más dignidad para los bolivianos.

 

En los genes

El tiempo cuando Ramón Daza practicaba casi todos los deportes son cosa del pasado, incluido el baloncesto, confiesa. Pero, aun así, se dice hincha del Wilstermann. Precisamente de ese esquema futbolero extrae parte de su reflexión de estos días:

 

—Mi historia personal recién empieza. Es mi segundo tiempo del partido. Y pienso aprovecharlo para crear un nuevo comienzo —reseña.

 

Pero ¿De dónde proviene tanta vitalidad industrial de Don Ramón? Necesariamente hay que acudir a la historia genealógica. Su papá, el Dr. Ernesto Daza Rivero, fue alcalde de Cochabamba, Presidente y Vicepresidente de la Feria Internacional de Cochabamba y representante legal de importantes industrias. Asimismo, fue quien organizo, alentó y promovió la Cámara Departamental de Embotelladores.

Su abuelo, el Dr. Ernesto Daza Ondarza, mejoró y diversificó las fábricas de conservas, vinos y licores a la destilación de piscos y singanis, modernizando la Viña Muyurina tanto en la fábrica de frutas y legumbres como en las bodegas.

Su bisabuelo, Ramón Rivero López, fundó la empresa petrolera Águila Doble con concesiones en Caluyo y Chimoré; fundó la primera fábrica de cemento en Viloma; creó destilerías de alcohol en Saipina; instauró la Empresa Nacional de Curtiduría tanto en Santa Cruz como en Cochabamba; instaló la primera empresa láctea mecanizada con maquinaria Alfa Laval en su finca de Puntiti, Sacaba.

Su tatarabuelo, Juan de la Cruz Torres, fue pionero de la industria y el comercio en Bolivia, pues fundó la primera fábrica de envases de hoja de lata Coke con maquinaria americana de 1880.

He ahí la respuesta. Por eso, cuando habla de sus antepasados, a Ramón se le hace un nudo en la garganta al punto que sólo atina a decir: «Ellos son mi inspiración…cada día».

Así, en su tiempo libre —que inverosímilmente lo tiene aun con tanta carga laboral— inculca a sus hijos esos valores. De hecho, el mayor de ellos, Carlos Ernesto Daza Rivero (19), está siguiéndole los pasos con estudios en administración de empresas. El segundo, Juan Ramón (14), se dedica al tenis profesional; y la última, Stefanía (12), dirige su pasión por el ballet.

 

Agenda pendiente

No es que las cosas funcionen solamente con pasión. Por eso Ramón Daza habla y reclama que, para desarrollar industria y hacerla crecer, se necesita condiciones favorables, marcos jurídicos claros, reglas de juego de fomento y de protección, infraestructura básica como caminos, redes agua potable, medios de comunicación, logística y transporte, energía, materias primas accesibles para su transformación, regímenes tributarios y aduaneros proteccionistas y, por su puesto, todo dentro de un Estado de Derecho constitucional, donde prime la justicia, la libre empresa, la propiedad privada, el respeto a los derechos civiles.

Todo eso —asegura— permitirá la generación de fuentes de empleo dignos que, en su criterio, es la única forma de distribuir la riqueza y la prosperidad no solo para Cochabamba, sino para Bolivia. El resultado será la generación de valor agregado de excelencia, precios competitivos, productividad constante y una dinámica económica que permite el fortalecimiento de la economía de los hogares bolivianos, las empresas nacionales del sector privado y por ende los gobiernos constitucionales.

 

—Los gobiernos deben comprender que la lucha contra el contrabando, la informalidad y la competencia desleal juegan en contra de la industria nacional, por ello, es su obligación prioritaria fomentar el consumo de lo «Hecho en Bolivia» y garantizar compras a las empresas legalmente constituidas y formales, asegurando un mercado permanente, mercado que irá achicando cada vez más las economías informales y por tanto el contrabando —propone.

 

Sin alejarse un ápice de su línea industrial, Ramón Daza Salamanca lo ratifica para la institución que ahora preside: «La permanente lucha contra la informalidad y la competencia desleal son una de las consecuencias de la desinstitucionalización del Estado, son retos históricos los cuales seguirán siendo obligaciones y objetivos permanentes de la Cámara Departamental de Industria de Cochabamba».

Y finaliza con una máxima a su mejor estilo: «Pensar, decir y hacer en una misma visión, esa es mi filosofía de vida». Y la sustenta mediante su fe en el Creador.

 

Cifras industriales

—La industria en Cochabamba genera el 17% del PIB del departamento, es decir, aporta 1.100 millones de dólares anuales.

—Son 1.600 industrias formalmente establecidas, las mismas generan más de 25.000 fuentes de empleo directos de calidad y más de 50.000 empleos indirectos. 

—En Bolivia son más de 35.000 industrias legalmente establecidas, las mismas generan el 15% del PIB de Bolivia, esto se traduce en 6.300 millones de dólares al año.

—Estas industrias aportan más de 500.000 fuentes de empleo digno, formal y de calidad, siendo el sector industrial uno de los principales aportantes al SIN, AFPs, Cajas de Salud y el subsidio de lactancia, entre otras obligaciones legales, aportes que fortalecen al TGN en beneficio de todo el pueblo boliviano.

Perfil

Nombre: Ramón O. Daza Salamanca.

Lugar y fecha de nacimiento: Cochabamba 8 de abril de 1976.

Formación: Licenciado en Administración de Empresas (UCB, 1998) con especialidad Dirección de Empresas, Estrategia Empresarial, modelos de negocios, modelos de costos. Cursos relacionados con el área de comercialización y ventas (Incae, 2004).

Estado Civil: Casado con Janaina Rivero.

Hijos: Carlos Ernesto Daza Rivero (19), Juan Ramón (14) y Stefanía (12).

Libro favorito: Cien años de soledad (Gabriel García Márquez)

Equipo: Wilstermann

Plato preferido: Lasaña y sopa marinera.

Frase: «Está en nuestras manos transformar Bolivia a través de su industrialización».

Luzgardo Muruá Pará

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