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entrando a uno nuevo

JAVIER CUEVAS, EXMINISTRO DE HACIENDA:

“Estamos con un ciclo que se está agotando y entrando a uno nuevo”

Un nuevo contrato social se hace necesario para el retorno del sector empresarial a la vida económica del país que enfrenta, desde hace cinco años, un debilitamiento de su modelo económico.

La Cámara de Comercio Boliviano Americana (Amcham) realizó la presentación del libro “Hacia un nuevo contrato social”, de los autores Javier Cuevas, Luis Carlos Jemio y Henry Oporto, quienes proponen una reforma fiscal, el crecimiento diversificado y la reconstrucción democrática.

El economista Javier Cuevas, exministro de Hacienda, en entrevista con LIBRE EMPRESA, habla respecto a este pacto social e indica que la economía boliviana atraviesa un período de incertidumbre. 

 

¿En qué consiste el nuevo pacto social?

Estamos viviendo una coyuntura muy importante; parece que Bolivia está cambiando y estamos con un ciclo que se está agotando y entrando a uno nuevo. El ciclo que se está agotando era de un Estado bastante estatista que financiaba mucho la inversión pública a través de los ingresos de los impuestos que se generaban por medio de la exportación de los hidrocarburos. Ese modelo, al caer los precios y las ventas, empieza a tener problemas.

 

¿Hace cuánto que se empieza a detectar este problema?

El problema empieza desde el 2014, hace un quinquenio que estamos entrando al agotamiento del modelo y es probable que entremos a un nuevo modelo donde la inversión privada sea lo primordial, sea el factor de desarrollo del país. 

 

¿Cuáles son las condiciones para que se dé una adecuada inversión privada?

Hay problemas impositivos y la sobrerregulación laboral, por lo que se necesita un pacto social, que consistiría en que el gobierno, los empresarios y la sociedad puedan llegar a un acuerdo para dinamizar la economía y tener una mayor flexibilidad en las leyes laborales, tener menor presión no en el pago de los impuestos, sino en la forma en que se hace el pago de los tributos. Es complicada la situación en este momento y es necesario un acuerdo para tener las mejores condiciones para que el sector privado pueda crecer.

 

¿Además de trabajar en la flexibilización impositiva, qué otras cosas más debería contener el pacto social?

Lo más importante es atender al capital humano; en el mundo se están volcando hacia el capital humano, que tiene que ver con generar innovación y la innovación aumenta la productividad. Desde ese punto de vista, hay que mejorar la educación y la salud.

Al haber mayor capital humano e innovación, se permite la diversificación de la economía y en lugar de estar trabajando u operando, beneficiándonos de un sistema extractivo basado en minerales y gas, debemos entrar a diversificar la economía.

 

¿Cuáles son  las principales debilidades del modelo extractivista?

Tenemos pocos productos, dependemos de 45 de ellos, estamos hablando de gas natural, zinc, oro y soya y estamos sometidos a las fluctuaciones internacionales de precios.

Eso es un problema y tenemos que ampliar la base y diversificar las exportaciones. En la propuesta que hacemos hay que mejorar la educación para el capital humano y ver por el lado de la demanda, porque por el lado de la oferta que tenemos no es suficiente. 

Desde el punto de las finanzas públicas, una parte importante es hacer más eficiente el gasto en salud y educación y el gasto general del sector público. Asimismo, es necesaria una reforma tributaria, mejorar los procedimientos impositivos. 

Es importante la universalización de los impuestos, porque están concentrados en el pago de pocas personas, hay muchos sectores que no contribuyen, pero usan los recursos que se generan a través de los impuestos, tal es el caso de la educación, la salud o los caminos. Hay que buscar nuevas formas de financiamiento.

 

¿Entonces, es necesario crear un nuevo pacto social donde se les dé oportunidad a los empresarios para sus nuevas inversiones?

En cuanto al PIB, la inversión privada llegaba tan sólo a dos mil millones de dólares, que es un porcentaje bajo en relación al general. Lo que ha pasado es que en los últimos años la inversión pública ha crecido fuertemente y ha sido dinamizadora de la economía boliviana. La inversión privada no ha acompañado a la inversión pública y se ha mantenido chata  con un promedio del 7 al 8% del PIB.

 

¿Los empresarios ven con temor esta cifra?

El problema es que no ha habido un acompañamiento y si bien la inversión pública es necesaria para la producción de bienes públicos o atender la salud y la educación, la inversión privada tiene que ser dinámica al igual que la pública, y para eso se necesitan condiciones como seguridad jurídica, mejorar y hacer una reforma tributaria y disminuir el problema de la tramitología.

 

¿Cómo debería ser la reforma tributaria?

Debería estar orientada a un impuesto progresivo, los que ganen menos paguen menos y los que ganan más, paguen más y eso sería un impuesto al ingreso de las personas. Pero, además, es necesario bajar el impuesto a las utilidades para que el sector privado tenga más recursos para hacer inversiones y simplificar lo que se refiere al pago de impuestos.

Bolivia es considerada dentro del Doing Business, un indicador del Banco Mundial, como uno de los países con peor índice en el tema tributario. 

La presión tributaria tiene correlación con algunos países, es decir estamos encima de algunos y debajo de otros, el problema es el proceso de pago de impuestos y el empresario dedica mucho tiempo a pagar impuestos, que obviamente es una obligación; pero, en lugar de usar su tiempo para generar riqueza, usa su tiempo para ver cómo va a pagar y cómo hará para hacerlo.

 

¿Que recomienda a los empresarios?

Cualquiera que sea el gobierno que venga después de las elecciones, las cámaras de industria, comercio o la Confederación y Federaciones y todo el ente gremial deberían tratar de reunirse con el gobierno y ver cómo mejorar la situación económica, porque es el día a día que afecta al empresario. 

Durante estos meses, antes de las elecciones, también se puede establecer un diálogo, pero se nota que están abocados a un proceso electoral y es difícil encarar un tema de esta naturaleza.

“No se trata únicamente de las incertezas propias de un año electoral signado por tensiones e indefiniciones que conlleva la contienda política y que a menudo conducen a comportamientos cautelosos, sobre todo de los agentes económicos. La incertidumbre tiene que ver con el estado de la economía, con sus problemas y desafíos futuros, en un escenario de debilitamiento global de la economía mundial, pero sobretodo de reversión del ciclo de bonanza exportadora de materias primas y del agotamiento de los estímulos fiscales de la demanda interna, como soporte de un crecimiento menguante”.

 

 

Monica Briançon Messinger

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