Banca entre cambio de reglas y ajustes impositivos
La salud del sistema bancario continúa siendo buena. Sin embargo, hay sombras que oscurecen su panorama, especialmente el sector productivo y las regulaciones que atingen a este sector.
Los indicadores del sistema bancario nacional son óptimos a pesar que opera en un entorno operativo retador, caracterizado por una economía con un menor crecimiento y un marco regulatorio con asignaciones mínimas de cartera y techos para los sectores productivo y de vivienda de interés social.
Según lo expresado por el presidente del directorio de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban), Ronald Gutiérrez López, en la memoria de la entidad de 2017, el sistema bancario en los últimos años ha sido objeto de permanentes modificaciones de carácter impositivo y regulatorio. En 2017 la carga impositiva fue incrementada nuevamente, generando mayor presión, a pesar de las gestiones realizadas en el marco de sostener el compromiso de las Autoridades de Gobierno respecto a esta problemática.
A su vez, como en años anteriores, indica Gutiérrez, los Bancos Múltiples y Pyme destinarán el 6% de sus utilidades netas para incrementar uno de los Fondos; en esta ocasión, el Fondo para Capital Semilla, administrado por el Banco de Desarrollo Productivo.
El secretario ejecutivo de Asoban, Nelson Villalobos, indica que en los últimos doce años la banca en Bolivia ha experimentado un continuo crecimiento, alcanzando niveles históricos en depósitos y cartera. “Los favorables resultados del sector se enmarcaron en un contexto económico propicio para el país, así como las continuas mejoras en la gestión de las entidades bancarias”.
Crecimiento
Los depósitos, según Villalobos, crecieron en aproximadamente siete veces en los últimos doce años, alcanzando a junio de 2018 los $us 24.757 millones, de los cuales el 88% se encuentra en bolivianos, demostrando la desdolarización que ha experimentado el sistema bancario. No obstante, el crecimiento promedio de los depósitos ha pasado de situarse en torno a 20%, a 12%, resultado que responde al cambio en el contexto económico que vivió el país en los últimos años, a pesar de que en la región se mantiene como una de las economías de mayor crecimiento.
A su vez, la cartera también ha experimentado continuo dinamismo en los últimos doce años, registrando un crecimiento de 12% entre junio de 2017 y junio de 2018. Al sexto mes del año, la cartera alcanzó $us 21.323 millones, con una composición de aproximadamente 99% en moneda nacional.
En cuanto al crédito por sectores, en torno al 58% del total de los créditos está concentrado en los sectores productivos y de vivienda de interés social, dando cuenta del esfuerzo realizado por los bancos para impulsar el crédito en estos ámbitos.
Frente a este panorama, el economista Roberto Laserna es crítico, y sostiene que si bien la regulación ha permitido que la banca se mantenga dentro de los parámetros recomendados internacionalmente, hay una excesiva intromisión de los organismos gubernamentales en la gestión bancaria, que en los hechos está eliminando la competencia entre los bancos al disolver las diferencias entre unos y otros.
Tendencia a desaparecer
“La banca especializada tiende a desaparecer debido a que todos están sometidos a las mismas exigencias en cuanto a la composición de su cartera. No creo que esto sea bueno para el país. La competencia ayuda a la división del trabajo y ésta mejora la productividad y eficiencia. A medida que desaparece la especialización, los agentes y sectores económicos más alejados del promedio, que pueden ser los más innovadores, o los que generan más empleos, pierden posibilidades de apoyo”, manifiesta Laserna.
A su turno, otro analista económico, José Luis Evia, resalta que el crecimiento de la cartera se explica por el crecimiento de los depósitos institucionales, seguidos de lejos por los depósitos de personas naturales y en último lugar los depósitos de entidades jurídicas.
“Esto se refleja también en la forma en la que han crecido los depósitos, con el crecimiento más dinámico de los Depósitos a Plazo Fijo, en los que invierten las entidades institucionales, mientras que los depósitos a la vista y las cajas de ahorro, en los que invierten las personas naturales y las personas jurídicas, han crecido más lentamente. Esto se explica en parte por la modificación del reglamento de inversiones de las AFPs”, sostiene Evia.
Vivienda social
En relación a los créditos de vivienda, remarca Evia, han contribuido a impulsar la demanda por bienes inmuebles y sostener el dinamismo de la construcción. No obstante, matiza, surge la inquietud de si el sector de la construcción puede mantener su momento o si más adelante una desaceleración del sector puede generar complicaciones para el sector financiero y la normativa que impulsa estos créditos deberá ser revisada.
Manifiesta, por otro lado, que para poder sostener el crecimiento de esta cartera los bancos han tenido que cambiar los términos de acceso al crédito a otros sectores, lo que parece haber generado dificultades para obtener préstamos en estos otros sectores. Un indicio en este sentido es la aparición de prestamistas informales a los que ciertos sectores han tenido que acudir.
Por su parte, Villalobos muestra que en todo el país se observa el importante aumento de la cartera de vivienda de interés social, creciendo a tasas en torno a 30% cada año, gracias a las condiciones que los bancos otorgan a la población. Es importante, menciona, que gracias a las utilidades de los bancos se conformaron fondos para el sector productivo y vivienda de interés social, y recientemente el fondo para capital semilla.
Sector productivo
En cuanto a los créditos del sector productivo, el secretario ejecutivo de Asoban recuerda que la medida fue concebida con la finalidad de generar cambios en la matriz productiva del país a través de la expansión crediticia y la focalización en los sectores productivos y de vivienda de interés social.
Expresa que “los resultados tendrán que ser evaluados al término de este año y ver en qué medida se ha logrado ese estímulo para un genuino y real crecimiento del sector productivo y de las pequeñas y medianas empresas”.
El número de prestatarios en el país creció en 12.125 en los últimos doce meses; lo que implica una reducción respecto a gestiones pasadas, que podría deberse a que gran parte de los tomadores de crédito, de los sectores productivos y de vivienda de interés social, ya han sido atendidos en sus necesidades crediticias, y es necesario generar incentivos para propiciar mayor demanda calificada.
A su vez, ha significado frenar en alguna medida una mayor expansión crediticia hacia los sectores de comercio y servicios, los que son importantes para el crecimiento económico y forman parte de la cadena de pagos. Entre otros efectos, se observa concentración en los sectores regulados, lo que se vincula directamente con el esfuerzo que están realizando los bancos por alcanzar las metas.
Sobre el tema, Laserna observa con preocupación la paulatina desaparición del sistema de microfinanzas. “Bolivia había logrado desarrollar uno de los sistemas microfinancieros más eficaces del mundo, en cuanto a la cantidad de instituciones y la variedad de tecnologías crediticias. Esto está desapareciendo y el resultado es que quienes necesitan créditos pequeños están siendo empujados hacia los prestamistas usureros, que sin regulación ni garantías, les cobran unas tasas enormes de interés y se apropian de una parte de las pequeñas ganancias que obtienen comerciantes y artesanos”.
Finaliza su análisis añadiendo que “muchas instituciones de microfinanzas ya han desaparecido, y las que quedan, para poder sobrevivir a las regulaciones, están transformándose, buscando aumentar el tamaño promedio de sus créditos, sobreendeudando a sus clientes más solventes o buscando clientes de otras entidades. Esto es preocupante por el impacto que tiene en los grupos más pobres”.
Créditos
La participación regional de los créditos da cuenta de la relevancia del eje troncal. La Paz, Santa Cruz y Cochabamba concentran el 86% del total con participaciones de 27%, 41% y 18%, respectivamente.
En el departamento de La Paz, la cartera productiva y de vivienda de interés social abarca 51% del total; en tanto, en Santa Cruz alcanza a 65%, y en Cochabamba 58%; porcentajes que dan cuenta de la estructura productiva en estos departamentos. El occidente del país se caracteriza por las actividades comerciales y de servicios; mientras que el oriente cuenta con condiciones apropiadas para el desarrollo de actividades productivas.
José Luis Evia, economista:
“No existe una evidencia clara de que el desarrollo del sector productivo en el país se deba a falta de acceso al financiamiento. El desarrollo del sector productivo tiene que ver más bien con otro tipo de factores, como la falta de seguridad jurídica, que incluye la falta de certeza tributaria y de la regulación de empresas, la falta de mercados internacionales, las deficiencias en infraestructura y logística que existe en el país, la falta de capital humano, la falta de innovación y adopción de tecnología, entre otros factores.