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Expertos evalúan el primer semestre económico del país

El primer semestre de este año ha sido desalentador por la recuperación incompleta. La última información global sobre la actividad económica compartida por autoridades indica que estamos en niveles similares a los de inicios de 2018. Falta todavía un largo camino por recorrer.

Incluso a nivel sectorial, los rubros más dinámicos en el primer cuatrimestre no se han recuperado. Según la información oficial preliminar minería creció 34% en los primeros cuatro meses, pero está todavía 10%por debajo de lo observado 2018; o la construcción, que creció 18% en similar periodo, todavía está 25% por debajo de lo observado en 2018.

Las señales de reactivación no son contundentes. Por ejemplo, la balanza comercial positiva de $us600 millones a mayo, responde más bien a la caída de importaciones de insumos para la producción e inversión y a mejores precios de exportación en agroindustria y minería.

Atribuimos la lentitud de la reactivación a dos factores. El primero es el ritmo muy gradual de inmunización y vacunación que ha impedido retomar las actividades y que, por el contrario, hizo que la tercera ola de la pandemia nos ataque con fuerza. Por eso y la falta de cuidado sanitario en el sector informal, tuvimos que volver a aplicar restricciones que nuevamente golpearon a las empresas y los empleos.

El segundo es la falta de un plan de reactivación efectivo. El año pasado el gobierno de transición diseñó una estrategia, pero no fue implementada por falta de recursos y la fragilidad política de entonces. El gobierno actual también ha planteado acciones por el lado de oferta y demanda.

Ambas han sido insuficientes para mitigar la caída de $us6 mil millones de actividad, producción e ingresos que ha implicado la pandemia. El más afectado ha sido el empleo en los emprendimientos familiares y empresas constituidas formales que cayó 20% por la pandemia, a costa de mayor autoempleo.

Antes de la pandemia una de cada diez personas estaba o subempleada o desempleada. Hoy son dos de cada diez. Además, la pobreza ha aumentado en torno a medio millón de pobres.

Por eso desde el sector privado formal estamos alentando la inmunización, prestando nuestras instalaciones para tal fin y alentando a nuestros trabajadores a vacunarse. Pero sin la inyección de recursos frescos, no vemos que la salida de la pandemia sea rápida y el empleo ser recupere.

Para salir de la pandemia necesitamos inyecciones de diálogo, anticuerpos y recursos.

 

Fernando Hurtado Peredo

PRESIDINTE DE LA CÁMARA DE INDUSTRIA, COMERCIO, SERVICIOS Y TURISMO DE SANTA CRUZ - CAINCO

 

 

 


Los indicadores macroeconómicos son los síntomas que nos ayudan a diagnosticar la salud económica de un país, porque nos ayudan a prevenir o aliviar ciertas enfermedades que puedan darse dentro la economía.

Sin embargo, como consecuencia de la crisis provocada por la pandemia que generaron los confinamientos, estuvimos obligados a enfrentar distintas patologías como la económica, social y ambiental; generando índices atípicos. Por ello, es importante realizar profundo análisis, con la finalidad de dar apreciaciones de manera objetiva.

Es fundamental señalara los principales indicadores macroeconómicos para evaluar la economía al primer semestre de 2021:

El Producto Interno Bruto (PIB) en este periodo es del 4,3% y se proyecta 4,8% anual, comparando con el año 2020, gestión en la que inició el confinamiento.

Es decir, que este incremento del PIB no es suficiente para recuperar el mismo nivel de crecimiento que experimentó el país antes de la pandemia.

Otro indicador nos muestra que la Deuda Pública Externa es del 23% con respecto al PIB del primer semestre de 2021, porcentaje que se encuentra al margen de lo permitido por el Fondeo Monetario Internacional (FMI) y el Bando Mundial (BM). Este 23 % es uno de los uno de los porcentajes más altos de deuda del país en los últimos 10 años, solo por debajo de lo registrado en 2020, en donde se alcanzó el 31%.

Según el Banco Central de Bolivia (BCB), las Reservas Internacionales Netas (RIN) hasta 28 de junio alcanzaron un valor de 4.709 millones de dólares. Esta cifra representa una disminución del -24% con respecto al año 2020. Sin embargo, comparado con el primer semestre del 2019 la caída registrada es del -35%. Las RIN son un indicador crucial en la economía del país, es evidente que cada vez tenemos menos reservas.

Por otro lado, existe un superávit en la Balanza Comercial en el primer semestre de este año. Sin embargo, si analizamos al detalle por sector, el no tradicional representa el 25% de las exportaciones y el tradicional (hidrocarburos y minería) el 75%.  Por lo cual, comparando al primer semestre con el año anterior, se incrementó el sector no tradicional en 1%, mientras que el sector tradicional disminuyo en -1%. Podemos apreciar que la exportación del sector empresarial privado solo se incrementó levemente. Además, otro indicador relevante para la Inversión Publica Planificada de 2021 es de 4 mil millones de dólares, lo que representó solo el 8% más que lo registrado en 2020. En este sentido, la inversión ejecutada hasta el primer semestre de 2021 es del 13%.  Mientras tanto, las Remesas percibidas del extranjero aumentaron en 48% en relación al primer semestre de 2020.

Por otro lado, advertimos, que el riesgo país bajó a la calificación B2, debido a la caída de las RIN, el incremento del Gasto Público, y requerimiento de endeudamiento para fortalecer el sistema sanitario, y brindar apoyo a la población en general. Esto significa que Bolivia es considerado como un país altamente especulativo, donde captar inversión extranjera, resultaría dificultosa.

En síntesis, por todos los síntomas expuestos observamos señales de una recuperación económica difícil y lenta, con la finalidad de reactivar la economía del país; en donde las instituciones públicas y privadas deben sumar esfuerzos para volver a la productividad de anteriores a la pandemia, siendo una prioridad el avance en la vacunación con el fin de proyectar hasta el 2025 un crecimiento moderado.

 

 

 

 

 

 

 

 

Luis Laredo Arellano

PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ENTIDADES EMPRESARIALES PRIVADAS DE COCHABAMBA – FEPC

 


El primer semestre va mostrando la urgente necesidad de reconfigurar todo el andamiaje institucional en el campo público y en el campo privado.

El estado debe reformular las normativas tributarias y laborales y financieras, son los tres componentes que demandan ser reinventados para acompañar la reconstrucción de la economía.

Para esto se debe tener una acción compartida entre el sector público y el sector privado buscando que los impactos generen oportunidades a más de 400.000 personas que están desempleadas.

La demanda interna se ve muy debilitada, generado por el incumplimiento de la cadena de pagos, el contrabando, y débil acceso al crédito, componentes esenciales para la generación de empleo, un peligro el deterioro de las reservas internacionales netas por el consecutivo déficit comercial, que demanda una reconfiguración urgente del comercio exterior

Para equilibrar la balanza comercial es necesario impulsar la sustitución de importaciones, y ser más audaces en las exportaciones de productos no tradicionales, trabajar en la reconstrucción del turismo y aplicar medidas de impacto en el campo financiero, logístico, laboral y de alivio tributario.

Un detonante de la caída de la economía, ha sido la pandemia que ha puesto en evidencia la ausencia de estrategias y la baja capacidad de todos los órganos del estado en la resolución de la población afectada, donde se ha podido ver que los altos costos de resolución de la enfermedad en los casos graves han deteriorado más la económica de las familias.

Reponer los gastos improductivos del ahorro de las familias ha generado vacíos económicos que llevara muchos años para diversificar el consumo.

Se requiere abrir un espacio de concertación técnica para configurar estrategias que en el tiempo no afecte a la economía, estamos viviendo agendas de orden político que no está permitiendo un diálogo abierto y objetivo para la reconstrucción de la economía.

Un pueblo enfermo, es un pueblo improductivo, y con altos costos de recuperación, debemos enfocar a desarrollar políticas de estado de prevención, para proyectar la reconstrucción y la reinvención de la economía.

Javier Bellot Montalvo

PAST PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ENTIDADES EMPRESARIALES PRIVADAS DE COCHABAMBA - FEPC

 

 


A abril de 2021, el INE señala que el Índice General de Actividad Económica del sector industrial alcanzó a 9,6%, cuando en similar período de 2020 se llegó a -6,52%, esto es, un crecimiento neto de  3%. Se trata de un efecto rebote, tras la crisis y al efecto precio del incremento de la cotización de las materias primas.

La reanimación del sector industrial que indica el IGA se debe a la expansión del sector externo industrial; sin embargo, el mercado interno nacional continúa en recesión.

La reanimación del sector externo industrial se debe al incremento de las exportaciones industriales en 43% a abril de 2021 respecto de abril de 2019, producto del efecto precio en tres rubros: minerales metálicos, derivados de hidrocarburos y complejo oleaginoso. Por su parte, los rubros de textiles, bebidas, alimentos, cueros, fármacos, muebles y otros siguen en recesión y su participación en la exportación es nula o marginal, e incluso se registran tasas de decrecimiento en ventas y utilidades. 

En el primer semestre de 2021, el masivo contrabando por la devaluación de monedas en particular de Argentina, la caída de los ingresos de las familias, el lento proceso de vacunación en el primer cuatrimestre de 2021, además de las restricciones locales e internacionales a la circulación de materia prima e insumos y el incremento de los fletes de transporte de carga internacional entre otros factores han generado un estancamiento y reducción sustantiva de la oferta y  ventas en el sector industrial.

Los sectores más afectados por el Covid – 19 y el masivo contrabando en particular son bebidas y alimentos, pero de la misma forma son afectados muebles, textiles, plásticos y  cueros.

El sector industrial vive dos tipos de pandemia: 1) Del Covid – 19 y 2) Del contrabando que representa una internación ilegal de más de 3.000 millones de dólares al año.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ibo Blazicevic

PRESIDENTE DE LA CÁMARA NACIONAL DE INDUSTRIA DE LA PAZ – CNI

 


Pasaron seis meses del año 2021 y la economía aún no presenta señales claras de reactivación. Según declaraciones del ministro de Economía y Finanzas Públicas (dado que no se cuenta con datos oficiales, al cierre de 2020 y proyecciones 2021, del Instituto Nacional de Estadística-INE), el índice Global de Actividad Económica (IGAE) al mes de abril del presente año mostró un crecimiento estimado del 5,3%. Entre los sectores que inciden en esta estimación positiva están la minería, presentando un crecimiento acumulado de 34,2%, construcción 17,9%, hidrocarburos 10%, industria manufacturera 9,6%, comercio 8,4% y, otros servicios 8,1%. 

Los datos presentados son a nivel macro; si analizamos al nivel de empresas, la situación es totalmente distinta, aún se observa la caída en las ventas, no se alcanzaron los objetivos mensuales trazados afectado, principalmente, por el descenso de la demanda y el contrabando latente y desbordado en nuestros mercados físicos e incluso en los virtuales. 

La caída de la demanda se la puede observar directamente en la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que, para el mes de mayo de 2021, registró una variación de       -0,16% respecto al mes de abril; la variación acumulada a mayo fue positiva: 0,28%.

De igual manera, a menor demanda, la oferta también se ve afectada, incidiendo directamente en la tasa de desempleo que no muestra mejoras significativas. A nivel nacional el desempleo alcanza el 7,85%, mientras que, en Cochabamba, es la más alta, situándose en el 10,5%.

Si bien se hace alusión de mejoras económicas dado los resultados del comercio exterior boliviano, esta recuperación de las exportaciones se encuentra fuertemente impulsada por factores exógenos, como el precio internacional de los minerales y de las oleaginosas, sobre lo que Bolivia no tiene ningún control y tienen pronósticos que indican una clara tendencia a la baja, en el corto plazo. En el país, el saldo comercial, a mayo, fue positivo registrando 638 millones de dólares; sin embargo, en Cochabamba fue deficitario en 165 millones de dólares.

En uno de los sectores económicos de vital importancia en la economía nacional, como es el sistema financiero, los datos no reflejan el dinamismo que venía presentando en los últimos años. Entre enero-mayo 2020, la cartera de créditos a nivel nacional registró un crecimiento de 2.543 millones de boliviano, sin embargo, en el mismo período de 2021, la cartera de créditos solamente creció en 208 millones de bolivianos.  En cuanto a los depósitos, si se observa un incremento, alcanzando los 198.177 millones de bolivianos (millones de bolivianos más que diciembre 2020. A nivel Cochabamba, la cartera alcanzó los 33.715 millones de bolivianos y los depósitos se situaron en 20.099 millones de bolivianos. No obstante, tanto cartera como depósitos mostraron una disminución en relación al cierre del 2020

( millones de bolivianos en cartera y 28 millones de bolivianos en depósitos).

Coincidimos todos los sectores que estamos en una lenta recuperación económica y que recién entre las gestiones 2023 y 2024 alcanzaremos los niveles de crecimiento del año 2019. Mientras tanto, la vacunación masiva y una estrategia nacional oportuna, se convierte en la única respuesta que puede acelerar la economía y proteger la vida y la salud de los bolivianos. El universo de personas vacunables en el país es de 7.2 millones de habitantes, ello implica 50 mil vacunaciones diarias a nivel nacional para que Bolivia pueda llegar a la meta en el mes de diciembre 2021 y, en el caso de Cochabamba, a un mínimo de 10 mil vacunaciones diarias.

Creo firmemente que nuestro país tiene muchas oportunidades de reencontrar el crecimiento y la bonanza que todos esperamos; la fórmula base para lograrlo es la coordinación entre los sectores público y privado en torno al objetivo principal que es la vacunación de todos los bolivianos, en edad vacunable, hasta el 31 de diciembre de 2021.

El sector privado es clave en este proceso, como en muchos otros, por su influencia y relación directa con casi 1 millón de trabajadores del sector formal emplazados en casi 350 mil empresas y, si a ello se suma a sus familias, el nivel de relación llega a 4 millones de personas que equivale al 35% del universo total vacunable (2.5 millones de bolivianos mayores de 18 años). Esto demuestra que a mayor coordinación, mayor velocidad en el objetivo de la vacunación nacional y con ella el despertar de la economía y, sobre todas las cosas: la salud y la vida de los bolivianos.

Ramón Daza Salamanca

PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE INDUSTRIA, COMERCIO Y SERVICIOS DE COCHABAMBA - ICAM

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