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Empleo vs Crisis

Mauricio Fuentelsaz Oviedo*

La pandemia por el Covid–19 cambiará el mundo. Las industrias y empresas tendrán que ser reinventadas para la sostenibilidad lo más pronto posible, pero muchas quedarán en el camino y otras requerirán de varios años para lograr estabilizarse. En Bolivia el panorama es mucho más complicado que en el resto de los países latinoamericanos, puesto que la legislación laboral desde su creación fue exageradamente proteccionista al trabajador, pero mucho más se asentó con el gobierno del MAS, ya que el objetivo trazado por dicho partido era hacer desaparecer por lo menos un 90% de las empresas, por eso atosigó impositivamente, permitió el contrabando, derechos de locura a favor de los empleados como es el doble aguinaldo y la inamovilidad laboral, todo conducente a la quiebra. Seguro que si seguían en el poder las empresas estarían pagando la colegiatura de los hijos de los empleados.

Es humano que las empresas generen empleos, pero para ello, no será con un esfuerzo a puro pulmón de los empresarios, sino que el gobierno debe otorgar la sostenibilidad a través de créditos blandos, reformar el sistema impositivo, por citar algunas. Resultaría irresponsable soslayar una realidad más grande que el sol y pretender mantener una inamovilidad laboral o la prohibición de un reajuste en la escala salarial, porque de persistir esta situación las empresas quebrarán y la totalidad de los empleados quedarán sin trabajo. 

El estado no debe olvidar que el generar empleo es «su deber primordial» y no dejar tal obligación sólo a los empresarios sin ayuda alguna, así prevé el Artículo 9, numeral 5 de la Constitución Política del Estado. Existe una desigualdad entre las empresas públicas y privadas, la primordial, que las públicas pueden despedir sin motivo alguno, pueden rebajar sueldos porque quien no acepte se va nomás y que ni se atreva a hacerle juicio al Estado. ¿Será que en la empresa privada se puede hacer lo mismo? ¡CLARO QUE NO! al día siguiente llega la notificación con la denuncia a la Dirección del trabajo para su reincorporación.

Los empresarios necesitan achicarse no para ganar más, sino, para no morir y subsistir por lo menos para dar trabajo a unos cuantos. Lo ocurrido hoy con el Covid–19 ingresa en el ámbito de la teoría de la imprevisión que no es ajena a materia laboral. Existe un aforismo jurídico que señala: «los contratos estipulados para actos sucesivos de resultados sobre un período futuro en el tiempo deben ser entendidos con la condición de que las circunstancias continúen siendo las mismas, o se mantengan (traducido del latín)».

El gobierno debe afrontar el fantasma de los Derechos sociales defendidos por la COB y negociar nuevas reglas de juego que garanticen un trabajo sostenible, puede ser un modelo la «flexiguridad» adoptado en los Países Bajos, donde la flexibilidad laboral y la seguridad o protección del empleo pueden apoyarse mutuamente. Resulta incómodo y doloroso hablar de despidos. No creo que exista jefe decente que le guste despedir, pero es una realidad que debe asumirse; es como cuando alguien debe enfrentarse a la terrible decisión de amputarse un miembro del cuerpo para evitar la muerte. El Estado y la COB deben reflexionar responsablemente en la flexibilización laboral o un mayor y decidido apoyo económico a las empresas.

 ¡Pobre presidenta, esto más por resolver!

*Es miembro director de la Cámara de Comercio y Servicios Cochabamba.

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