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Nuevos destinos buscan tentar a los turistas

Bolivia potencia el turismo comunitario al tiempo que explora modernas estrategias para fortalecer al sector que rinde buenos frutos para sus diversos actores.

Vivir por unos días con hombres cuyos antepasados se remontan a los 2.500 a.C., pernoctar en una hacienda que data de 1.557, o en uno de los nueve hoteles de sal, o en un hotel dentro de una selva, son algunas de las ofertas de los múltiples destinos turísticos que tiene el país, expuestos en la XXII Feria Internacional del Turismo (FIT).
Sin embargo, señala el fundador de la FIT, Martín Cariaga, apenas es explotado el 29% de los 1.600 destinos turísticos bolivianos registrados y muchos de ellos son más conocidos por foráneos que por los propios bolivianos.
Entonces, para dar a conocer a Bolivia, surge la iniciativa de Cariaga, quien también es organizador y presidente de la FIT, evento anual itinerante que busca impulsar a la industria sin chimeneas, que genera $us 800 millones al año al país, beneficiando directamente a los hoteles, empresas transportadoras, guías y comercios que atienden al viajero.
Se estima que en un año un millón trescientos mil turistas recorren las calles, avenidas, montañas, valles, selvas y lagos, gastando un promedio de $us 80 diariamente, dependiendo de dónde vaya.
Según Daniel Zeballos, Director Nacional de Turismo, los turistas de fuera vienen principalmente de los países vecinos y otros pocos de Europa y Estados Unidos.
Para el viceministro Ricardo Cox, la FIT es una reunión de familia y comunidad, donde se dan cita todos los actores de los sectores públicos y privados.

La FIT
Hace más de dos décadas busca impulsar al sector con su feria y quiere que se desarrolle más el turismo haciendo la promoción apropiadamente, explica que cada feria es distinta, cada una tiene una peculiaridad que destaca y ha encontrado a muchos bolivianos que dicen “esto no conocía, y esto dónde es, sorprendiéndose de que esté, este lugar en Bolivia”.
La XXII FIT ha potenciado al turismo comunitario, su creador indica que los comunarios ya no son parte del paisaje, son empresarios que están ayudando en hacer, de cada comunidad, un destino y difundirlo al mundo actuando como portavoces de sus lugares.
Cada año asisten alrededor de 5.000 visitantes, que ingresan gratuitamente, en la versión 2018 hubo 108 stands de exposición y 256 empresas e instituciones inscritas para participar en los foros y encuentros.
Cariaga era dueño de la guía boliviana de transporte y turismo (GBT), que a la larga la vendió, pero seguía muy entusiasmado con el turismo y se preguntó qué le hace falta al país para promocionarlo y así nació la feria.
Él tiene 43 años de experiencia en el rubro, fue agente de viajes, operador, trabajó en líneas aéreas y remodelación de hoteles, y subraya que se necesita una protección turística y al turismo, y prestar atención a una industria muy noble.

Fortalecimiento
Para el viceministro Cox, el turismo enfrenta a una serie de desafíos. El primero de ellos es la falta de organización, especialmente la que debería ir desde arriba hacia abajo, es decir desde los mandos superiores a inferiores.
“Hay que generar una sinergia entre actores, es un hándicap que no estemos coordinados”, exterioriza la autoridad gubernamental.
Pone en claro que están trabajando con la creación y puesta en marcha de los consejos de coordinación sectorial a nivel nacional, departamental y municipal y a partir de esa colaboración se establecerán compromisos en base a agendas compartidas y planificación estratégica.
Por su parte, Zeballos agrega que están llevando adelante una estrategia comunicacional para promocionar al turismo comunitario con proyectos de fortalecimiento y sitios turísticos, generando el atractivo.
Refiere que se debe ofrecer al destino Bolivia y que, de alguna manera, dependen del apoyo del sector privado.
Por lo demás, revela que el turismo es muy diferenciado, ya que está el turista que va tradicionalmente buscando los paisajes del occidente del país, muy diferente al turista que va a Santa Cruz cuyo objetivo es, principalmente, para hacer negocios.

 

Los hombres del agua
Los Uru Chipaya, que se llaman a sí mismos hombres del agua, explican que sin agua no hay vida. Su cultura está considerada como una de las más antiguas de América, ya que sus orígenes datan de hace unos 2.500 años a. C.
Desde el año pasado se puede convivir, por unos días con ellos. Tienen un albergue con cinco cabañas al estilo tradicional, equipadas con ducha de agua caliente gracias a un sistema de paneles solares. Pueden albergar a 20 personas a un costo de Bs 50 por hospedaje, más tres comidas Bs 150. El albergue también dispone de un comedor que ofrece un menú variado. Llamando a Crimaldo Quispe al 67245197 se puede coordinar la visita.

 

Colcha K
Reynaldo Ibarra, responsable de promoción y cultura del municipio de Colcha K, divulga que hay nueve hostales a orillas del salar de Uyuni, con diferentes calidades. Además del desierto de sal, están las lagunas de colores, formaciones geológicas, la gruta de las galaxias ubicada a siete km de la comunidad Aguaquiza. La gruta se descubrió recién en 2004 y las estalactitas y estalagmitas dan la impresión de ser telas de araña o gasas petrificadas.
Colcha K cuenta además con un museo arqueológico, desiertos blancos, circundados por sus 45 comunidades. Hay más de 60 servicios de hospedajes. El costo promedio de una habitación es Bs 255 por persona en categoría superior y Bs 100 en categoría secundaria.

 

Hotel Museo Cayara
Este hotel museo ha acondicionado la casa de hacienda en Potosí, la primera edificada en Bolivia, en 1557, para su funcionamiento como hotel. Lo hace desde hace diez años, tiene 16 habitaciones para un máximo de 40 personas, funciona todos los días del año,
El libertador Antonio José de Sucre estuvo allí, y su presencia es confirmada por una carta firmada por él, dirigida a Bolívar, que indica que estaba en Cayara, listo para partir con sus diez mil hombres.
Una habitación doble cuesta $us 120 la noche, incluye el desayuno y el tour al museo con siete salas y una biblioteca con libros muy antiguos, que datan de la época de la construcción de la hacienda.

Monica Briançon Messinger

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