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Exportar, la esperanza para revivir la agroindustria

El 2017 fue un año de estancamiento para el sector agropecuario, por lo que el sector ha registrado cifras en rojo, pese a un leve incremento en las exportaciones contrapuesto a un balance comercial negativo.

A 2017, Bolivia sufre un déficit en la balanza comercial pese a un incremento de 10,5% en las exportaciones, fundamentadas en la venta del gas y minerales, pero no así de los productos no tradicionales, en su mayoría agropecuarios, que han sufrido bajas históricas.
El gerente general de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Edilberto Osinaga, explica que el estancamiento del crecimiento en 2017 se debió a tres factores esenciales: las trabas impuestas a las exportaciones, los precios internacionales y el comportamiento del clima.
“Esperamos mejores proyecciones para esta gestión a través de la liberación irrestricta de las exportaciones de algunos productos, como el azúcar, alcohol y la soya y sus derivados, lo que nos va a permitir recuperar los niveles perdidos en los últimos años; sin embargo, esperamos que las condiciones de clima y los precios internacionales nos favorezcan”, explica.

Perspectivas
Osinaga señala que el reto para el sector agropecuario para la gestión 2018 es recuperar el terreno perdido y a partir de ello recién esperar niveles de crecimiento, aunque hubiera sido ideal que la decisión asumida por el Presidente Morales de liberar las exportaciones se hubiera dado hace cinco años.
“En las condiciones en las que estábamos, nuestra expectativa de crecimiento era bajísima. Debemos entender que si tenemos buen clima, la producción va a ser del 3%, pero si tenemos un clima desfavorable nuevamente estaríamos perjudicados y no queremos seguir estancados”, explica.
Para el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, el Gobierno ha dado un giro de timón porque ha comprendido que ante la inestabilidad de los precios del petróleo y el gas, lo mejor es incentivar el desarrollo de los productos agropecuarios.
El IBCE proyecta que este año las exportaciones superen los $us 9.000 millones, con un crecimiento superior a 10,5%. “Está la nueva exportación de urea que nos va aportar 100 millones”, dice.
Rodríguez coincide en que si el clima acompaña a los productos, especialmente la soya y oleaginosas, y se consolida mercados para el azúcar, el alcohol y productos cárnicos, puede haber una perspectiva muy favorable para equilibrar la balanza comercial el 2018 y lograr un crecimiento superior al del pasado año.
El valor de las exportaciones bolivianas se incrementó de $us7.228 millones a $us7.986, entre enero y diciembre de 2017, un 10,5% más que 2016 y la perspectiva para 2018 es superar los $us 9.000 millones.

Azúcar for export
El Gobierno nacional, mediante el Decreto Supremo 1554, promulgado a principios de este año, dio curso libre a la exportación del azúcar y sus derivados sin restricciones. Ante este panorama, los ingenios de Santa Cruz se pusieron manos a la obra para concretar la apertura de nuevos mercados para liberar el excedente guardado en sus depósitos.
En ese marco, los ingenios Guabirá y Aguaí en el inicio de este año concretaron la exportación de su producción al mercado colombiano.
“De la cuota de 10.000 toneladas autorizadas para exportar, 5.000 ya están en puertos de Arica (Chile) con destino a Colombia. Sobre las restantes 5.000 toneladas, estamos a punto de cerrar la venta”, informa el representante de Guabirá, Mariano Aguilera.
Además, Guabirá tiene definida la exportación de más de 50 millones de litros de alcohol a países como Chile, Colombia, Argentina, Ecuador, Perú y el continente europeo.
Por su parte, Cristóbal Roda, gerente de Aguaí, detalla que el ingenio vendió 6.900 toneladas al mercado colombiano. En 2016, esa empresa no podía exportar azúcar porque su producción de caña casi en un 100% estaba destinada para elaborar alcohol.
En la actualidad, los ingenios azucareros de Santa Cruz cuentan con más de 20.000 toneladas de excedente y están a la espera de que se mejore las ofertas en precios para poder abrir mercados en Sudamérica.

La soya, tarea pendiente
El Gobierno tiene aún como tarea pendiente la emisión del decreto supremo que permita la liberación de exportación de la soya y sus derivados, dicha acción ya no depende de una decisión política que ya está tomada, sino de un acuerdo que deben tomar los actores de la cadena productivo de este producto.
Las diferencias sobre el precio final, que inicialmente se estableció en $us281, aún impiden un acuerdo final entre los productores de soya y los avicultores, que prevén que en este mes se llegue a un acuerdo final que permita abrir nuevos mercados para el producto.
A ellos se suman los altibajos en el área sembrada de soya, maíz y sorgo en campaña de verano. Al filo del cierre de la siembra de la campaña de verano, las estimaciones de proyección del sector oleaginoso reflejan un débil desempeño en las labores de campo en soya y sorgo. El maíz consigue un repunte en superficie cultivada.  
El último reporte de estimaciones de siembra de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) del 19 de enero, describe que de las 1.035.000 hectáreas proyectadas, a una semana de cerrarse el ciclo de diseminación de semillas, sólo se han alcanzado 930.000 hectáreas, incluyendo la zona este e integrada. En 2017, este cultivo cerró con 993.000 hectáreas plantadas.
Para el gerente de Planificación de Anapo, Jaime Hernández, los efectos adversos de las lluvias y la falta de garantía de libertad plena para exportar el excedente de granos comprometen un año más la producción y el ansiado crecimiento de la frontera agrícola en el departamento de Santa Cruz.
“Las lluvias frenaron la siembra en la zona que comprende Minero y Peta Grande. De las 240.000 hectáreas proyectadas se alcanzaron 155.000 y de esta extensión 24.000 se perdieron por riadas e inundación de campos”, según un informe institucional.
No obstante, los agricultores han comenzado a resembrar soya en las áreas que resultaron afectadas por las lluvias y Hernández no cree que se llegue a las cifras proyectadas en la presente siembra.
En el caso del sorgo –culminó el ciclo de plantación– hay una disminución. De las 45.000 hectáreas proyectadas, se lograron cubrir 32.000. En 2017, el área cultivada en la campaña de verano fue 51.500.
El maíz y el contrabando
De acuerdo a Anapo, el salto de estimación de producción se dio en el maíz. De las 133.000 ha. programadas se sembraron 108.000, extensión que supera las 103.000 plantadas en la siembra de 2017.
En este cultivo las expectativas se mantienen porque el porcentaje de siembra ronda un 81% del área programada. Aún no cerró la plantación del grano amarillo en la zona sur integrada, que es altamente productiva. De las 28.000 ha., se plantaron 10.000.
Desde la mirada del presidente de la Cámara Agropecuaria del Pequeño Productor del Oriente (Cappo), Isidoro Barrientos, los productores de Guarayos y Yapacaní han migrado al cultivo de soya. Cree que el repunte de área sembrada de maíz pudo haber sido mayor, pero que el contrabando del grano amarillo de Argentina tumbó los precios y desalienta la producción.
“Mientras no se autorice el acceso a la biotecnología para mejorar la productividad de los campos de producción, el despegue de la frontera agrícola cruceña no se dará”, aseveró.
Desde la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de las cuatro provincias del norte de Santa Cruz, la ejecutiva Deisy Choque indicó que las lluvias van a mermar las expectativas de producción de soya y de arroz.

 

Año de estancamiento

Según la CAO, la superficie cultivada en Santa Cruz alcanzó las 2,5 millones de hectáreas, 11,41% más respecto a 2016, aunque comparadas con 2015, muestran un aumento de 2,62%.
En cuanto a las cantidades producidas, se registraron 12,6 millones de toneladas, un incremento de 26,76% comparado con la producción de 2016, pero apenas superior en 2,35% a la temporada 2015.
Respecto al crecimiento de 3% que la institución tiene previsto para la campaña verano 2017-2018, sus estimaciones de siembra están fijadas en 1,28 millones de ha.
Para la CAO, los trámites que se deben hacer para obtener un cupo de exportación son otro factor que perjudica al sector, por ser largos. “En el mejor de los casos demora unos 12 días, a veces un mes, cuando en otros países no se tarda más de seis. Este tema de los cupos quita competitividad a nivel internacional”, dice Osinaga.

Aporte
En cuanto al aporte de la agricultura de Santa Cruz al mercado nacional, hasta 2016 entregó el 100% de las producciones de algodón fibra y girasol.
En cuanto a las producciones de sorgo y soya, la agroindustria de esa región del país cubrió el 99% de la producción nacional de ambos alimentos. Adicionalmente, entregó el 98% de la producción total de sésamo. La caña de azúcar que se cultivó el año pasado llegó al 92% de la producción total.
Respecto al frijol y al trigo de esa región, la temporada pasada dieron el 87% y el 81%, respectivamente, de lo que se produce a escala nacional.
“El sector agropecuario de Santa Cruz es uno de los principales generadores de empleo y si no crece quiere decir que ya no se están generando nuevos empleos, lo cual influye directamente en la economía del país”, señaló el gerente de la CAO, al precisar que el Gobierno debería permitir la libre exportación. “Tenemos la esperanza de que los problemas de la exportación se resolverán. Es complicado invertir sin seguridad de que uno va a poder exportar”, reflexiona.

Aflicción de la CAO
Freddy Suárez, presidente de la CAO, indica que para su sector 2017 fue un año de recuperación. “Los cereales mejoraron, pero en el caso de las oleaginosas, el inicio de siembra tuvo buenas perspectivas, aunque la campaña de verano cerró con resultados desfavorables”.
Las exportaciones de origen agropecuario acumuladas llegaron a $us 548,98, lo que significa una disminución de 39,45% respecto a 2016, segú la CAO. Respecto al volumen en 2017, el acumulado llega a 1,35 millones de toneladas, 37,30% menos que 2016.
Entre los 30 productos de origen agropecuario más exportados, la soya es el principal, 45% del total.
El segundo fue el aceite de soya en bruto (25%). En tercer lugar se sitúan las semillas de chía, con un 4%, mientras que los restantes 27 productos en conjunto suman 17% del total de exportaciones.
Entre estos se incluye el alcohol, el aceite de girasol, frejol, maní, el sésamo, las carnes, cueros, leche y el azúcar como los más importantes.
Es el cuarto año consecutivo de decrecimiento de las ventas de productos agropecuarios al exterior y la CAO ve difícil que el 2018 se puedan recuperar los niveles que se tenían anteriormente.

 

Cifras y proyecciones

El área cultivada de cereales y oleaginosas en verano 2017 alcanzó 1,2 millones de hectáreas, un incremento de 43.200 hectáreas (3,58%) respecto a 2016. La recuperación fue impulsada por los cultivos de sorgo, maíz y soya.
Según la Cappo, en Guarayos y en Yapacaní muchos productores de arroz se han volcado a la producción del ‘grano de oro’.
Productores del norte advierten impactos negativos en cultivos de arroz y riesgo de provisión del grano en el segundo semestre.

Herbert Herrera G. / Santa Cruz

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