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Propuesta para las mi-pymes bolivianas post pandemia

Daniel Escalera R.*

Los sectores productivos más afectados por las consecuencias de la pandemia sin duda alguna serán las micro, pequeñas y medianas empresas (mi-pymes), que representan a más del 90% del tejido empresarial en Bolivia y generan alrededor del 85% del empleo nacional.

La naturaleza de las mi-pymes en Bolivia está fundamentalmente orientada al mercado interno con poca incidencia en las exportaciones y ligado a la evolución de la situación macroeconómica del momento, lo cual significa que cuando ingresamos en recesión, estas empresas enfrentan una alta probabilidad de desaparecer con mayor intensidad que en estabilidad económica.

A raíz de la pandemia, Bolivia y sus vecinos han tomado diversas medidas para evitar una profunda recesión sin parangón en la historia. En el ámbito financiero, por ejemplo, las políticas paliativas han fortalecido los sistemas bancarios para facilitar el crédito a empresas; han establecido normas temporales para permitir a los bancos la reestructuración de créditos o la ampliación de plazos y moratorias para los pagos de cuotas, entre otras medidas de contingencia. Otros han establecido directamente líneas de crédito para capital de trabajo y han creado fondos para respaldar las operaciones del sector financiero hacia las empresas.

Sin embargo, no todas estas medidas están articuladas para atender de manera diferenciada las necesidades de los diferentes sectores empresariales, fundamentalmente de las mi-pymes. Los gobiernos de la región lo están haciendo bien con las rápidas respuestas a la contención de la pandemia, pero tienen que establecer desde ya las estrategias de despegue, con instrumentos de recuperación de la actividad productiva, una vez que se logre «aplanar» la curva de contagio.

A corto plazo Bolivia debe afrontar grandes desafíos económicos y eso implica una reestructuración de nuestro aparato productivo nacional. El gobierno de turno propone 3 pilares fundamentales sobre los cuales reconstruir la economía: negocios agropecuarios, industria y el litio. Si bien es un acierto balancear la propuesta combinando proyectos para industrializar nuestros recursos naturales con las capacidades que tiene nuestros emprendedores para crear negocios, es necesario poner el foco de atención en las debilidades estructurales que tiene nuestra economía y la falta de atención que recibe el sector mi-pyme en las políticas públicas de desarrollo económico.

Condiciones

Por ejemplo, es importante crear las condiciones para dar viabilidad a una base sólida de emprendimientos con empleos y salarios dignos, por medio de un ecosistema empresarial que permita la interacción de varios actores que aporten valor, desde las universidad y centro tecnológicos hasta el empresariado privado y empresas públicas. Es fundamental crear condiciones para la transferencia de conocimientos y tecnología, así como un nuevo marco normativo que incluya reformas orientadas dotar de competitividad a las empresas públicas y privadas frente sus pares en otros países con mayor apertura. Las ventajas tributarias, la flexibilización de los marcos regulatorios y mayores oportunidades de acceder a compras del Estado son algunos ejemplos de medidas que debería ser el punto de partida para que las mi-pymes bolivianas, afectadas por pandemia, tengan las condiciones para reconvertir sus negocios y orientarlos hacia las nuevas oportunidades que surgen en la coyuntura como la necesidad de insumos de protección personal, implementos de seguridad, alimentos de calidad y servicios personalizados.

Una propuesta interesante sería la creación de polos de desarrollo orientados a atender estas necesidades que surgen en la coyuntura actual. Existen 3 lugares del país estratégicos que serían idóneos para montar estos polos de desarrollo reestructurando el aparato productivo del país: Santa Cruz, Cochabamba y El Alto. En esta línea, sería necesaria la formación de ecosistemas empresariales para fomentar el emprendimiento privado, la investigación científica y las inversiones públicas de carácter estratégico. De esta manera, se lograría mayor rentabilidad económica en el gasto público y una mayor transferencia tecnológica desde las universidad y centro de investigación para promover la innovación en la industria, con la mira puesta en la exportación hacia mercados internacionales.

La visión a futuro de nuestra economía debe ser innovadora y enfocada en la generación de empleos que impulsen el crecimiento económico y en el desarrollo tecnológico de nuestra matriz productiva con un énfasis especial en el sector mi-pymes, que tiene la mayor incidencia en el empleo. Bolivia se enfrenta al desafío de dar el salto hacia una economía competitiva y de alto impacto, tomando las lecciones del pasado como un aprendizaje y asumiendo que la situación actual debe ser un factor de renovación estructural con miras a nuestro bicentenario.

 

Urgente

A corto plazo, Bolivia debe afrontar grandes desafíos económicos y eso implica una reestructuración de nuestro aparato productivo nacional.

 

Estrategia

Es posible montar polos de desarrollo reestructurando el aparato productivo del país: Santa Cruz, Cochabamba y El Alto.

 

*Empresario y docente universitario

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