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Hotelería…de capa caída

No obstante, no pierde las esperanzas de días mejores y crea alternativas de bienestar para los huéspedes.

 

Jonnathan Lucero

Mandiles listos, ollas con comida para disfrutar, ambientes y habitaciones cómodas y confortables, atención de primer nivel desde el momento de entrar y calidez en la atención. Todo eso y más han quedado en la incertidumbre para los hoteleros de Cochabamba ante la alarmante escasez de turistas que han cancelado sus viajes y han optado por irse a lugares menos conflictivos dadas las convulsiones políticas y sociales sucedidas el último trimestre del año pasado.

«La gente cuando viene, viene a comer, toma taxi, usa los hoteles, los parques están llenos, entonces, mueven la economía, por lo que tiene que haber un poco de holgura; sin embargo, cuando existen hechos de inseguridad o situaciones de conflicto, las personas no recomiendan venir», manifiesta preocupado el presidente de la Cámara Hotelera de Cochabamba, Fidel Huanca.

 

Conflictos destructivos

En octubre y noviembre de 2019, la población se volcó a las calles de todo el país para reclamar el respeto al voto emitido en las elecciones del 20 de octubre. Miles de personas bloquearon las calles, avenidas, rotondas y carreteras exigiendo al expresidente, Evo Morales, su renuncia, al considerar que hubo fraude para favorecerlo con los 10 puntos necesarios que lo coronarían como dignatario de Estado por cuarta vez consecutiva.

Es en este escenario de convulsiones y enfrentamientos que los empresarios hoteleros vieron sus ganancias mermadas e incluso pusieron en riesgo la estabilidad de sus negocios, sus huéspedes y de su personal. En palabras del presidente de la Cámara Hotelera, la mayoría de los hoteles que se ubican en la zona central y norte de la ciudad cerraron sus puertas a causa de dicho conflicto.

«Todo el mes de noviembre los hoteles cerraron, ningún hotel trabajó porque no había ni un huésped; lo mismo pasó en el mes de diciembre, tampoco había huéspedes», protesta Fidel Huanca.

Esto se corrobora con las declaraciones de los gerentes de hoteles en la ciudad de Cercado. Es el caso del presidente del Directorio del Hotel Cochabamba, Carlos Antonio Pavisic, quien indica que el año pasado prácticamente tuvo que cerrar el hotel para resguardar la seguridad de sus huéspedes.

«Ha sido catastrófico. Nosotros teníamos tres huéspedes que no podíamos dejar ir, porque no vivían acá; entonces, para nosotros era más fácil cerrar el hotel y trabajar bajo esa lógica», señala.

Los clientes, empresarios y ONGs que debían llegar a prestigios hoteles de cuatro y estrellas estrellas cancelaron sus reservas e incluso los hoteles tuvieron que devolver lo amortizado por sus clientes actuales. Así lo expresa Mayra Céspedes, administradora del Hotel Ambassador.

«A nivel turístico ha afectado bastante, nos hemos quedado prácticamente sin ningún huésped la verdad. {…} Los meses de octubre y noviembre nos hemos quedado sin huéspedes y por el tema de los conflictos nadie quería viajar ni venir a nuestro hotel», lamenta.

 

Corte, corte y más corte para sobrevivir

Si bien los conflictos afectaron la economía de los hoteles, tocó la fibra sensible de éstos: sus empleados y empleadas. Al darse cuenta de la magnitud de los conflictos sociales, muchos tuvieron que retirarse a otros departamentos, otros decidieron quedarse, pero continúan esperando saber qué sucederá más adelante. Y otros, cansados de la situación, decidieron renunciar a sus cargos de manera voluntaria, para así no crear un desajuste de los servicios que los hoteles deben ofrecer a sus clientes.

Entre ese mar de situaciones, el Hotel Regina fue uno de los pocos que tuvo a su personal íntegro durante los días de enfrentamientos en la ciudad, puesto que mediante acuerdos lograron mantener las planillas fijas, sin ningún tipo de alternaciones. El gerente administrativo de dicho hotel, Gonzalo Rodríguez, expresó: «Gracias a Dios mantuvimos al personal fijo, porque somos uno de los hoteles que más gasta en la planilla fija, entonces no podíamos despedir o prescindir de los servicios del personal que está años con nosotros».

La situación no fue la misma para el City Hotel, pues su gerente, Harold Claros, manifestó su preocupación por las deudas que aún la empresa tiene con algunas cajas y los pagos patronales que se deben hacer a las AFP, pues el movimiento y flujo económico para el establecimiento no se recupera hasta la fecha.

«Al ver el número de ocupaciones que tenía el hotel era algo en vano, insulso tener tanta cantidad de personal. Más bien, igual una de las personas que trabajaba acá se retiró voluntariamente y se fue a otro departamento, entonces, donde igual se llegó a un buen término, a un arreglo en el que se cumplieran con todos los deberes y obligaciones que correspondiera», expresó.

Los recortes de personal no se deben a una política de despidos injustificados, desde la óptica de los empresarios hoteleros, sino a la falta de movimiento económico durante esos días y meses, que causó una contractura generalizada de sus ingresos, por lo que tuvieron que realizar ajustes para no seguir arrastrando deudas y mantener el funcionamiento de sus establecimientos.

Javier Pérez, gerente de operaciones del Hotel Cesar Plaza, hace hincapié en la política de reestructuración que los hoteles hicieron, a nivel general, para no tener problemas posteriores.

«Hemos tenido que hacer un ajuste del personal para que ciertos cargos puedan cumplir con tareas adicionales de manera que se pueda reducir la cantidad de trabajadores que ocupa el hotel. Nos ha significado una reingeniería de las actividades y una modificación de horarios, para tratar de completar el número de horas que ocupa el hotel».

Con el panorama vivido el año pasado, muchas personas fueron removidas de sus puestos de trabajo por «un bien mayor» que fue la estabilidad financiera y operativa de los hoteles en la ciudad de Cercado. Es una situación compleja para los distintos gerentes, pues no fue una moción que emane del mal trabajo realizado, sino por factores externos que obligaron a realizar distintos movimientos y reuniones para encarar el futuro, que para aquel entonces era incierto e inseguro, especialmente para el sector.

¿Viene la calma después de la tormenta?

Los empresarios hoteleros saben que sus establecimientos no pueden mantenerse vivos si no existe un flujo de huéspedes importante, pues, además del cobro por habitación, se consume otro tipo de servicios que el mismo hotel ofrece, lo cual va generando ingresos y ganancias que se traducen en sueldos e inversiones a corto y largo plazo.

Es por ello que cada hotel va generando estrategias para aumentar el flujo de visitantes y captar el mayor número de reservas posibles, lo que se traduce en que sus ingresos se ven incrementados.

José Jordán, gerente del Hotel Aranjuez, mencionó que estas estrategias están acorde a la demanda de los clientes.

«Más que todo nos conocen por los comentarios de los huéspedes que nos han visitado y alojado aquí; ellos van pasando la voz a sus amigos, pero también tenemos presencia en las redes sociales, tenemos presencia en los buscadores, estamos catalogados como el mejor hotel de Cochabamba en todas las plataformas de búsquedas de hoteles y somos el primero».

Existen otros hoteles que prefieren mantener su perfil bajo, ya sea porque están haciendo una reingeniería en la infraestructura para no dejar la categoría que tienen. Entre éstos se encuentra el Hotel Ambassador, representado por su administradora, Mayra Céspedes, quien dice que tienen mucho cuidado con la difusión de su imagen, pues están haciendo cambios dentro de sus instalaciones.

«Por redes sociales, invitaciones directas, por emails, también por los mismos clientes, se hace publicidad boca en boca, entonces les gusta la atención, les gusta el hotel y ellos mismos recomiendan el hotel», asegura.

Otros buscan las redes sociales para lograr mejor visibilidad en el mundo virtual, y de paso, posicionar la imagen de su hotel, sea este con un tono tradicional o cambios que se hayan dado en el último tiempo.

Por ejemplo, el gerente administrativo del Hotel Regina, Gonzalo Rodríguez, manifiesta: «Nos movemos por las redes sociales. Estamos utilizando plataformas como Booking, TripleZone y Facebook, aunque en Facebook sólo tenemos nuestra página oficial, mientras que en las otras plataformas tenemos reservaciones en línea».

Son distintas formas y modos, pero todos bajo el mismo objetivo: recuperar el ritmo perdido tras los bloqueos y conflictos, afianzar lazos con los clientes actuales, generar mayores visitas en redes sociales y ser competitivos, reduciendo precios y abriendo el espectro del público objetivo para así obtener mejores ingresos, cubrir las deudas y construir mejores días para ellos y sus allegados.

 

Desafiando el futuro

En medio de todo el panorama de convulsiones y resultados económicos negativos, los empresarios del rubro están esperanzados. Tienen fe en las gestiones que a nivel personal o mediante asociaciones camarales y reuniones conjuntas rindan frutos, sea cual sea el resultado electoral de este año y el nuevo gobierno que se instale.

«Sólo hay que ser optimistas. Yo me mantengo positivo ante la desazón que existe en la actualidad. Si bien hay una sensación de estabilidad de parte de la presidenta, todavía hay incertidumbre sobre el futuro, no se sabe qué va a suceder», exterioriza Gonzalo Rodríguez, gerente administrativo del Hotel Regina respecto de las proyecciones que hace para el rubro hotelero este año.

Para el gerente del City Hotel, Harold Claros, los presagios pueden ser prometedores, siempre y cuando el nuevo gobierno apoye a la industria nacional y apueste por los emprendimientos privados.

«Entre quién entre, sabemos que no va a ser fácil, más bien va ser un año difícil. Esperemos que sepa sobrellevar las cosas y que no se enfoque en ciertos negocios por ganar votos para su partido, sino que vea el bienestar de lo que es Bolivia», aconseja.

El gerente de operaciones del Hotel Cesar Plaza, Javier Pérez, indicó que todo depende del nuevo gobierno, de las políticas que se vayan a dar para fomentar el turismo y, con ello, la afluencia de más pasajeros, pues la hotelería mueve el resto de los sectores de la economía formal en el país. «Como sucede en todo año electoral, la situación no va a variar mucho, va a ser una época difícil en el sentido de no saber qué es lo que nos va a deparar el nuevo gobierno, independientemente del lado que sea, izquierda o derecha, hasta que no sea claro el panorama, para saber hacia dónde se dirige el país, la situación turística no va a cambiar mucho», indica.

Todos apuntan a los sueños de un mejor futuro, de un mañana prometedor, donde la gente pueda generar imagen, prestigio, negocio para su departamento y su país. Los hoteles no son sólo lugares de descanso, sino son parte vital de la economía de todos y todas. Para fortalecerlo y animar a la apertura de más negocios como éste, hace falta incentivos, menos multas y cobros excesivos por parte de las administraciones locales y nacionales, a fin de incentivar el emprededurismo y fomentar la unión de esfuerzos para mejorar la calidad de vida de las bolivianas y los bolivianos.

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