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CRISIS EMPRESARIAL

Sensación de crisis empresarial

Las dificultades que enfrentan las empresas en Bolivia son diversas y se están ahondando a consecuencia de algunas medidas del Gobierno, además de factores internos y externos. 

En lo que va de 2019, ciertos mensajes, algunos de manera interna y otros como trascendidos que han llegado a oídos de la opinión pública, revelan que la coyuntura actual para las empresas privadas es una de las más complicadas a nivel nacional.

Lo evidente es que hay una sensación de crisis, que ha alcanzado un pico muy importante cuando la Planta Industrializadora de Leche (PIL), la más grande industria de alimentos de Cochabamba y del país, manifestó mediante un comunicado oficial que se encontraba en un proceso de reestructuración y solicitaba a su personal acogerse a un retiro anticipado.

Este caso ha dado lugar a muchas conjeturas y en esa dirección LIBRE EMPRESA ha indagado y conversado con diferentes líderes del sector privado para conocer cuáles son los motivos que están poniendo en dificultades a fábricas, comercios y empresas exportadoras.

Pues si bien ninguna se ha declarado en quiebra, los empresarios sostienen que es cada vez más difícil mantenerse de pie en el escenario donde les ha tocado jugar.

Algunos han preferido mantener su nombre en reserva, pues vienen notando con cierto temor una especie de mirada inquisitiva sobre su quehacer laboral. 

Para entender el tema, es necesario verlo desde diferentes ópticas y aristas, ya que las causas de los problemas en algunos casos son comunes y en otros son particulares para cada sector empresarial. 

Por ejemplo, en el sector de las cementeras, para el caso de Cochabamba se sabe que a la empresa regional, Coboce, le está afectando el freno en el sector de la construcción, los incrementos salariales y la competencia de fábricas que traen el producto desde otras ciudades.

Pero al mismo tiempo, en este rubro, se tiene el ingreso al mercado de empresas estatales productoras de cemento.

En cuanto al sector de telecomunicaciones, las telefónicas locales han visto la reducción de sus ingresos, primero por la competencia de los teléfonos móviles, pero en los últimos tiempos incluso a este sector le está afectando las llamadas gratuitas o a bajo costo por whatsapp.

Problemas generales

Para comenzar, el ex presidente de la Federación de Empresarios, de la Cámara de Industria y de Exportadores de Cochabamba, Fernando Antezana, considera que hay varios problemas comunes que afectan al empresariado. 

Entre ellos, la baja competitividad empresarial, afectada por incrementos salariales que no consideran razones técnicas, como crecimiento en la producción o mejoras en la calidad del producto.

Señala a la legislación laboral inflexible, que premia a los malos trabajadores con la permanencia en sus fuentes de trabajo, y el sistema rígido de la paridad cambiaria, que afecta al precio final de los precios altos para las exportaciones de las materias primas.

Otro empresario, Jorge Rada, en la misma línea, manifiesta que se aumentan los sueldos sin considerar los conceptos de productividad de cada empresa y de la competitividad de la economía sectorial. 

“Las empresas están impedidas de reducir o cambiar personal, pese a hechos comprobados de robo, daño productivo, embriaguez, irresponsabilidad, entre otros, reduciendo claramente la productividad buscada para competir sanamente”, agrega Rada.

En cuanto al segundo aguinaldo, apunta un empresario que prefirió mantener su anonimato, es aplicado sobre el PIB, “que es manipulado hasta el mes de marzo, mostrando un valor de crecimiento superior al 4,5%, cuando en realidad no pasa del 4.3 % para la gestión anual, añadiéndose a esto la retroactividad al mes de enero, siendo que en el primer cuatrimestre de este año este pago era incierto y, por tanto, no estaba incluido en la estructura de costos y menos en los precios de venta”.

Añade que este bono debería aplicarse en función de la rentabilidad que genera una empresa, bajo la lógica de una prima aplicable sobre las ganancias y no obligar al pago a empresas que incluso tienen pérdidas en la gestión anual.

 

Industria estancada

El gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Antonio Rodríguez, resume los argumentos del economista Hugo Siles, quien, en un análisis publicado por este medio, señala que las dificultades del sector industrial eran casi las mismas a inicios del siglo pasado: contrabando, informalidad, excesiva burocracia, lo que implica que, mucho no se ha avanzado.

Remarca que es preocupante constatar que en Bolivia predomina un tipo de industrialización ultrapasada, cuando el mundo va a pasos agigantados encaminados a la Industria 4.0 o la Cuarta Revolución Industrial basada en la Inteligencia Artificial.

Rada amplifica sobre el tema del contrabando calificándolo como un problema mayúsculo, especialmente para los fabricantes de productos con consumo masivo.

“Las medidas de protección a la industria nacional se aplican bajo la lógica de controles aduaneros universales, sin considerar al contrabando, tal es el caso de los calzados, vinos y otros donde los importadores legales deben pagar sobretasas legales, motivando aún más a los contrabandistas para realizar coimas ante la evasión del arancel general y el específico agregado. La medida proteccionista resulta contraproducente para el propio fabricante nacional, porque induce a un mayor contrabando en lugar de dificultar la importación”, señala.

Antezana, dueño de Curtiembre Tauro, expone que la caída del precio del petróleo, la crisis en la zona del Euro y la incertidumbre en los mercados, incidieron de forma directa en la desaceleración de las economías más importantes a nivel global, principalmente China y Estados Unidos.

Por consiguiente, en el sector del cuero a nivel mundial, y a partir del año 2015, empieza una depresión aguda generando un escenario muy desfavorable para el rubro, provocando en la actualidad una sobre oferta del 30% con relación a la demanda.

En el caso específico de Cochabamba, que durante la segunda mitad del siglo XX se caracterizó por tener muchas curtiembres, la falta de recursos especialmente hídricos, hizo que muchas de estas empresas cierren o busquen mejores destinos productivos.

También sintieron el poco impulso que se dio al Parque Industrial de Santiváñez y migraron a Santa Cruz, donde han encontrado mejores condiciones de producción y una colaboración más estrecha con los gobiernos municipales y departamentales.

Otro revés y bajón en ventas, que está sufriendo este rubro, tiene que ver con la conciencia ambiental debido a que el segmento de los Millennials prefiere no usar el cuero vacuno para la vestimenta o para tapizar sillas y sillones, como es el caso de la industria automotriz.

 

Bajón avicultor

De acuerdo a informes de la Asociación de Avicultores de Cochabamba, la situación de este sector es muy sensible y tiene una larga data, porque el consumo de la carne de pollo ha pasado de ser un artículo de lujo, hace tres décadas, a ser de primera necesidad.

“El consumo del pollo per cápita en Bolivia es bueno e importante dentro de la región latinoamericana, llegando a 38,5 kilogramos anuales”, precisa el asesor de los Avicultores y ex presidente de la Federación de Empresarios de Cochabamba, Fernando Quiroga Salamanca.

Hace 10 años, la producción en Bolivia llegaba a 117,5 millones de pollos, con un consumo de 18,44 kg por persona, para una población de ocho milllones. En 2017, se produjeron 217,9 millones de aves, para los 11 millones de habitantes del país.

La ciudad de El Alto es la que más pollo consume y se presentaron ocasiones cuando los pobladores alteños amenazaron al Gobierno central con tomar una serie de medidas si es que el precio de este producto seguía subiendo.

A inicios de la gestión del Presidente Evo Morales, hace más de 13 años, el sector avicultor y el Gobierno central comprendieron la necesidad de llevar adelante acuerdos para ofrecer a la población carne de pollo en óptima calidad y a precio justo. Inclusive, cuando se derrumbó el puente Gumucio en la zona del Chapare, ambos sectores se pusieron de acuerdo para reconstruirlo.

Esa vía permite la comunicación con Santa Cruz, que es la proveedora de alimento balanceado para los pollos y Cochabamba, que en ese tiempo, en la primera década del siglo XXI, era el departamento donde se criaba al pollo para su posterior consumo. Este puente fue reconstruido en tiempo récord y se dinamizó al mercado avicultor.

Sin embargo, con el paso de los años la relación entre el Gobierno y los avicultores ha ido en deterioro, especialmente porque en determinado momento se fijó un techo al precio del kilogramo de la carne y otros ajustes que no beneficiaron al sector.

A esto también se añade el hecho de que se dotó a pobladores del trópico cochabambino pollos bebé para su crianza. Posteriormente, hubo una sobreoferta, con lo que el precio final descendió a niveles poco adecuados para los avicultores establecidos en Cochabamba.

La variación de precios afecta mucho al sector, porque si bien el Gobierno fija un precio tope hacia arriba, nunca pone un tope hacia abajo.

Ello ha provocado una caída de los precios, cuando se tuvo en 2017 un declive del 8,5% en relación al año anterior. A pesar de que el consumidor final se beneficia con este descenso, los avicultores asumen no sólo la diferencia, sino que las inversiones se detienen o bien se deja de contratar a más personal.

La evolución histórica de la producción del pollo parrillero, conforme a ADA, presenta una desaceleración, con picos notorios en 2015 y 2017, cuando la producción cae en relación al año anterior. 

“La medición se hace en el mercado paceño, que es muy sensible para el Gobierno”, sostiene Quiroga, manifestando que la caída del precio no es racional ni lógico.

Medidas de carácter político, como una posible introducción de carne de pollo de Perú o Chile, a costo más bajo que el boliviano, también afectan al sector. Debido a ello, algunos avicultores han preferido cerrar sus empresas antes que enfrentarse a multas, impuestos y otras medidas que de un tiempo a esta parte afectan no solamente a su negocio, sino también a otros servicios como es el de los proveedores de insumos para las granjas.

 

Análisis macroeconómico

El economista de la Fundación Milenio, José Gabriel Espinoza, opina que el crecimiento del PIB se ha vuelto el fetiche entre quienes hacen la política económica del país, aun cuando no refleja de forma correcta las realidades sociales y productivas. Tanto así, que si uno mira el mismo PIB, pero en base a regiones y actividades, la historia es preocupante. 

Indica que la industria y el sector agrícola de Santa Cruz llevan tres décadas siendo los sectores con mayor PIB de toda Bolivia. En cambio, los servicios de la administración pública en la capital oriental se ubican siempre por debajo de los diez puestos principales: la economía en esa región está más relacionada al sector privado.

En cambio, la industria de La Paz en 1988 era el tercer sector que más aportaba al PIB nacional. Para 2016 y 2018 se ubica entre el cuarto y quinto lugar. En el 2018, el sector paceño más importante a nivel nacional, son los servicios financieros, por tanto, La Paz se desindustrializa.

En Cochabamba, la industria y el sector agrícola, que a finales de los 80´s estaban dentro de los seis sectores más importantes para el país, caen consistentemente, hasta llegar, en el caso de la agricultura, por debajo del puesto 15.

En resumen, manifiesta el economista, medir el desarrollo de la economía sólo en base al PIB es tan inconsistente, que aun usando esta misma medida, pero más desagregada, la historia que queda en muy diferente a la que se muestra sólo con el indicador nacional.

Monica Briançon Messinger

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