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Bolivia

Bolivia busca un nuevo orden energético mundial

Con dominio sobre el precio internacional del litio, la industria de alta gama despierta recién en el Estado. Bolivia tendría los mayores recursos identificados de litio del planeta.

Desde el salar de Uyuni, en el departamento de Potosí, el gobierno espera consolidar, en los próximos años, un nuevo orden energético mundial a partir de la industrialización del litio con baterías eléctricas y producción masiva de cloruro de potasio para la agroindustria.
De hecho, el Presidente Evo Morales anunció que el Estado posee todas las condiciones óptimas para fijar, a mediano plazo, el precio y costo, no sólo de la materia prima, sino también para comercializar las baterías de ión Litio en el mercado internacional, que durante el Siglo XXI serán indispensables para hacer efectiva la “transición energética” del petróleo hacia fuentes renovables y sustentables con el medioambiente.
Sin embargo, surge una inquietud que requiere aclararse en lo inmediato. ¿Es sustentable el negocio?, preguntó el especialista en litio, Juan Carlos Zuleta Calderón al gobierno.
“Bolivia posee una de las reservas de litio más importantes del mundo cuando en realidad, de acuerdo a los estándares internacionales utilizados en cualquier operación minera y, según los últimos datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, nuestro país sólo tendría – junto con Argentina – los mayores recursos identificados de litio del planeta (9 millones de toneladas métricas de litio de contenido metálico)”, respondió el experto.
Según Zuleta, hoy en día prácticamente todas las nuevas operaciones mineras de litio han optado por realizar estudios de exploración bajo el Instrumento Nacional 43-101 de la Canadian Securities Administrators (CSA) o/y el código Joint Ore Reserves Committee (JORC Code) de la Australian Securities and Investment Commission (ASIC), cuyos resultados finales contemplan una cuantificación sistemática de recursos y reservas que forma el punto de partida de cualquier proyecto en actual proceso de desarrollo en el mundo.
El país obvió este paso. ¿Por qué? Primero. “Por un total desconocimiento del tema por parte de los responsables del proyecto piloto de litio de Bolivia que creyeron que por tratarse de un emprendimiento estatal no se necesitaba seguir el camino de los proyectos privados en esta cuestión; y segundo, debido a la ubicación del proyecto por lo que tampoco se requería realizar estudios costosos profundos que abarcaran la totalidad de la extensión (10.000 km2) del salar”, observa Zuleta.

Alemania, la elegida
A pesar de estas observaciones, Evo Morales adelantó que el equipo técnico del Gobierno considera que lo más avanzado y ventajoso para Bolivia, a la hora de montar la planta que producirá carbonato de litio, “será plasmar la propuesta de Alemania”.
Elegida, inicialmente, sobre China, Rusia, EEUU y otras provenientes de países de Europa, el Jefe de Estado anticipó, asimismo, que “este año se licitará para empezar la construcción de la planta industrial carbonato de litio (...)
“Este año será el año en que vamos a definir con qué empresa internacional vamos a garantizar la inversión para la cadena productiva de litio”, apuntó convencido de lo que espera consolidar en los próximos meses.
Morales señaló que la planta industrializadora tendrá una capacidad de producción de 15.000 toneladas al año y se construirá con una inversión de alrededor de $us 100 millones.

Geopolítica internacional
Un paso decisivo en el objetivo geopolítico internacional para sentar dominio sobre una nueva fuente sustentable de energía, constituye la planta de cloruro de potasio que la empresa China CAMC está terminando de ensamblar en el salar de Uyuni a un costo de $us 178 millones; y la próxima construcción y montaje de la fábrica de carbonato de litio para producir, si es posible, con tecnología propia, millones de baterías de ión Litio, destinadas a la gran industria automotriz.
“Si tenemos industrias de litio, de aquí a poco tiempo, Bolivia va a poner el precio del litio para todo el mundo”, aseguró el Jefe de Estado en una visita sorpresiva que hizo a la planta de cloruro de potasio y que abrirá oficialmente operaciones, a fines de septiembre próximo, con una capacidad para producir 350 mil toneladas de cloruro de potasio por año.
El caso boliviano en lo que se refiere a la industrialización del litio, es único en el continente, pues es el Estado el que toma a su cargo, por prerrogativa constitucional, el mandato de llevar adelante los proyectos por considerarlo, junto al potasio, un recurso de carácter estratégico para el país y para el cambio de la matriz energética mundial.

Reserva estratégica mundial
El optimismo presidencial, sin embargo, no es irreal. En Sudamérica se encuentra el 80 por ciento de las reservas más rentables de litio del planeta, en el denominado “Triángulo del litio” que conforman los salares de Argentina, Bolivia y Chile, países que están orientando decisiones para participar en el vector energético naciente en el mundo que se sintetiza en la sustitución, paulatina, del petróleo en el mundo debido al cambio climático.
De los tres, el salar de Uyuni en Bolivia es considerado estratégico por constituirse en la reserva más grande de litio del mundo, y la tercera de potasio, después de Rusia.
Según información oficial difundida por la empresa Yacimientos de Litio Boliviano (YLB), la cantidad preliminar reportada de reservas estimadas alcanzarían al menos a 100 millones de toneladas de litio y de 2.000 millones de toneladas de potasio. Las cifras, sin embargo, aún no son definitivas, pues continúan los trabajos de exploración y cuantificación de reservas, por lo que incluso pudieran ser mucho más de lo que se estima.
Fue también el presidente Morales quien subrayó las reservas de litio que tenemos cuando informó que la industria pionera que está montando el gobierno en Uyuni, “solo ocupa el 4% del salar y que equivalen aproximadamente 50 años de explotación” industrial.
Estas cifras, incluso considerando sólo los 9 millones de toneladas de litio, son significativas, porque sitúan a Bolivia como un país estratégico en lo referente a la cantidad de reservas de litio y potasio.
Las reservas de litio en el salar de Atacama, en Chile, por ejemplo, ascienden solo a 7 millones de toneladas, refiere Juan Carlos Montenegro Bravo, Docente investigador del  Instituto de Investigaciones Metalúrgicas y de Materiales de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
En cuanto a las reservas de potasio, los mayores yacimientos del mundo se encuentran en Canadá, con 4.400 millones de toneladas, y Rusia con 3.300 millones de toneladas. Por ello, Bolivia estaría situada en el tercer lugar en cuanto a las reservas mundiales de potasio se refiere, precisa Montenegro.
Con este nivel de reservas, el país constituye para al mundo una garantía para hacer del litio una alternativa de energía eléctrica (baterías de ión Litio), para motores eléctricos sustitutivos a los motores de combustión, y para aplicaciones en el campo de las energías alternativas, como la acumulación y distribución de energía eléctrica generada por sistemas eólicos y solares.

Mercado cautivo
En los últimos ocho años, la demanda de litio en el mercado mundial tuvo en promedio un crecimiento anual de entre el 7 a 9%, y la proyección para el periodo 2010 a 2025 alcanzaría a 10,4% de crecimiento anual, reportan informes internacionales y aquellos que tiene en carpeta el gobierno.
De acuerdo con estas proyecciones, para el año 2020 la demanda anual en el mundo sería de casi 55.000 toneladas métricas de litio, lo que representa unas 290.000 toneladas métricas de carbonato de litio.
Del mismo modo, el estudio de la Signum Box establece que la demanda para el año 2025 sería de 89.000, es decir 470.000 TM de carbonato de litio.
Con datos en mesa y proyección de mercado, el Jefe de Estado aseguró que “mercados no faltan, lo que sí necesitamos terminar rápido las plantas de industrialización del litio, que es un gran proyecto”.
El año pasado la planta piloto de carbonato de litio “comercializó una tonelada a razón de 18.000 dólares”, sostuvo Morales, para quién Bolivia comenzó a transitar por la “gran industria”.
En esta proyección del mercado se observa un salto positivo en la pendiente a partir de fines de 2019, lo que es coincidente con otros estudios que establecen que a partir del 2020, la demanda de carbonato de litio destinado a los acumuladores de energía, de manera especial del sector de baterías para automóviles, tendrá un crecimiento más acelerado que el actual.
De acuerdo con el estudio de Signum Box, el costo de una batería de ión litio, con una capacidad de 33 Kwh, que el año 2009 alcanzaba a 33.000 dólares, se proyecta que para el 2020 costará unos 5.000 dólares, lo que representaría una reducción de 600% y sería uno de los factores determinantes para la masificación del uso de baterías de ión litio correspondiente a una mayor cantidad de fabricación de vehículos EV, HEV y P-HEV.

La pobreza aún camina en Uyuni
Con alrededor de un 50% de la población aún viviendo en la pobreza, Uyuni espera cambiar con ansias esta realidad con la industrialización del litio.
A nivel municipal, otros siete municipios tienen niveles inferiores de pobreza respecto al promedio departamental de 59,7%: Colcha K (57%), Villazón (45%), Porco (41%), Tupiza (39%), Llallagua (38%), Potosí (25%) y Atocha (19%).
“Vamos hacer de Uyuni el mejor y primer centro industrial de Bolivia”, aseguró a Libre Empresa el Gobernador de Potosí, Juan Carlos Sejas.
El Presidente Morales blindó este horizonte y preguntó a Sejas “¿Cuál Potosí abandonado?”, para recordar a la región que el gobierno está ejecutando inversiones significativas en temas de generación eléctrica y más que eso, proyectos sustentables.
La planta solar fotovoltaica Uyuni, una subestación de electricidad en el Salar y la línea de transmisión Litio-Salar, constituyen, en este sentido, en tres emprendimientos adicionales que están en marcha en la región y constituyen, definitivamente, en un centro de generación de energía, esencial para el Estado, mencionó el Jefe de Estado.
La planta fotovoltaica generará 60 Mw. de potencia y será la más grande del país, pues pondrá al servicio del Estado 196.952 módulos fotovoltaicos en un área de casi 105 hectáreas.
La línea de trasmisión Litio-Salar, a su vez tendrá 115 Kv. de potencia y se construye para satisfacer la demanda de la industria del litio, los proyectos presentes y futuros de la industria minera y para mejorar la calidad, confiabilidad del suministro eléctrico a la región.
Finalmente, la subestación salar será una planta de potencia eléctrica para atender la demanda de energía de la actividad minera e industrial de la zona.

 

Mil millones de dólares en inversión

El horizonte que fijó Bolivia para el litio es geopolítico y Morales es uno de los promotores intelectuales de este propósito.
La dimensión del proyecto de industrialización de los recursos evaporíticos, y del litio en particular, es el más grande que actualmente tiene el sector minero metalúrgico del país.
La inversión que representa el proyecto de industrialización del litio y otros derivados en Bolivia bordea el orden de los $us 1.000 millones, con la particularidad de que se trata de una inversión 100% estatal y se constituye en el proyecto minero industrial más grande del sector para el Siglo XXI.

Edwin Miranda V. / La Paz (Enviado especial a Uyuni)

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